La feria de la Universidad sale a buscar casa propia

Ayer cumplió un año en Ingeniería. Avanza el “megamercado”

Los productores hortícolas, floricultores y artesanos de la Región ayer estuvieron de fiesta. La Feria Manos de la Tierra, un proyecto de extensión de la facultad de Agronomía que nació hace 4 años y que les permite vender sus productos sin intermediarios, cumplió su primer aniversario en los jardines de Ingeniería, en 1 y 47.

Los encargados de los puestos confiaron que “el hecho de sumar un día a la semana (antes sólo estaban los miércoles en la unidad académica de 60 y 119) ayudó muchísimo”.

Al proyecto no dejan de sumarse facultades, y la puesta en marcha de un “gran mercado de la economía social” avanza a paso firme. “La prioridad hoy pasa por definir el espacio físico”, dijo la trabajadora social y agente de la iniciativa, María Servat.

Hasta tanto, destacó la actitud de “la secretaría de Extensión de Ingeniería, que propuso ceder los jardines para que la feria pueda funcionar dos veces a la semana”.

Vale recordar que Manos de la Tierra es la cara visible del Banco Social, otro proyecto de Agronomía que otorga créditos y asesoramiento técnico a más de 200 productores. Por cierto, muchos más de los que pueden verse los miércoles en avenida 60 y los viernes en avenida 1.

cuando el trabajo “rinde”

Entre ellos, Mercedes Benavídez, quien comenzó con un microcrédito de la Asociación Barrios del Plata, otra organización que integra el consejo social de la UNLP y que participa del proyecto del megamercado de la economía social. “Empecé a hacer bijouterie, luego tejido y ahora comida casera”, contó, mientras dos docentes de Ingeniería se lamentaban porque ya no le quedaban más empanadas, pese a que ayer había preparado “diez docenas”.

Hace 3 años que, tras haberse convertido en una emprendedora de diferentes rubros -todos “cien por ciento artesanales”, resalta- se sumó a Manos de la Tierra. ¿Rinde el trabajo? “Si, me mantengo bien”, enfatiza Mercedes, quien antes trabajaba en su casa.

También hace 3 años que se sumó a la propuesta Milton Espíndola junto con su familia. “Los técnicos de la facultad ahora nos están enseñando a mejorar la producción en forma natural, a hacerla más orgánica”, relata, para detallar que desde que empezó a vender sin intermediarios, de la quinta de El Peligro directo al consumidor, sus ingresos aumentaron un 50 por ciento.

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