La inseguridad tampoco toma vacaciones

Las peleas políticas (por la tarifa del subte, las cifras de la inflación o las opiniones de los actores); la disparada del dólar; la puja que se anticipa por los salarios y, como siempre, la inseguridad, fueron algunos de los temas que dominaron la agenda de esta tercera semana de enero.

El problema de la inseguridad atraviesa a todos. La sufren los que se fueron de vacaciones, los que se quedaron, los que están a punto de salir o los que acaban de volver. La crónica de esta semana es interminable y escalofriante: La Plata parece jaqueada por una inmensa cantidad de motochorros que actúan en cualquier zona y a cualquier hora. Salen a recorrer la ciudad y se arrojan sobre la víctima que ven desprotegida y vulnerable en cualquier situación. Pero también está amenazada por bandas organizadas, que hacen inteligencia, que rastrean información para golpear donde saben que encontrarán plata. De eso hablan, por ejemplo, los asaltos en la casa del futbolista Alan Ruiz, en el corazón de Los Hornos, o en la carnicería de 21 y 66, donde todo indica que no se trató de un golpe al voleo.

En el aporte del lector que se publica en esta misma página, un fiscal platense aporta una visión que, lejos de tranquilizar, genera más zozobra y más preocupación.

Pero en la Ciudad también se habla de otras cosas, como del ritmo atípico que se ha consolidado en los eneros de La Plata. Antes se moría todo por un mes; parecía que la Ciudad se exiliaba. Ahora el pulso urbano se mantiene, aún con características singulares que el diario viene retratando. Se nota, por ejemplo, que la gente trata de concentrar su actividad a la mañana y que después se hace una pausa. “En enero, la Ciudad duerme la siesta”, fue el título de una nota publicada esta semana en la que se reflejaba ese cambio de ritmo. Pero se nota que la gente ya no se va masivamente de vacaciones en el primer mes del año. En Pinamar, en Mar del Plata, en San Bernardo, también se habla de una temporada más floja que la esperada. Una columna publicada esta semana en la pagina editorial de EL DIA intentaba analizar ese fenómeno, en el que el factor económico influye -por supuesto- pero también hay muchos otros que tienen que ver con cambios de hábitos y pautas culturales en materia de vacaciones, esparcimiento y tiempo libre. Por razones que son de distinta índole, aquel largo veraneo de un mes o dos en la Costa es una fórmula definitivamente archivada. Inclusive este año se ha dado la particularidad de que la Patagonia ha competido casi de igual a igual con las playas bonaerenses.

Enero empieza, de a poco, la retirada. Y queda el sabor amargo de los temas que se repiten: la inseguridad; las tragedias en las rutas (como la de ayer en la 11, con cinco muertos) y la política pirotécnica. Febrero dirá...

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