La Rioja: El Chiflón
| 24 de Noviembre de 2013 | 00:00

En el sur de La Rioja, cerca del Parque Nacional Talampaya y del límite con San Juan, se encuentra un lugar poco conocido pero tan extraño como atrapante: El Chiflón.
El desierto del sudoeste de La Rioja altera su monotonía a unos 70 kilómetros al oeste de Patquía, por la Ruta Nacional 150, cuando su trazado hasta entonces líneal presenta una serie de curvas y surgen unas torres y farallones rojizos de varias tonalidades y ocres y un cartel en la banquina indica que se está en el Parque Provincial El Chiflón.
Junto al cartel, si se apaga el motor el silencio es total, pero basta caminar unos metros hacia la derecha, donde el camino se convierte en una garganta que alguna vez albergó un río, para sentir el continuo ulular del viento que le da el nombre al lugar, entre las torres grises, rojas y amarillentas.
Por esa garganta se llega a curiosas geoformas con nombres alusivos, talladas por el viento y el tiempo
Del Chiflón dicen que es el hermano menor de las reservas naturales del complejo geológico Ischigualasto-Talampaya, tanto por su tamaño (unas 9.000 hectáreas, contra 240.000 y 60.000 de los anteriores, respectivamente) como por su edad, ya que su categoría de parque provincial data de la década pasada.
Para recorrerlo existen tres circuitos, que se pueden hacer en vehículo, a pie, o en combinación de las dos opciones, siempre en compañía de un guía.
Los paseos llevan también a restos arqueológicos, como morteros y petroglifos, y a restos de troncos petrificados, además de brindar importantes vistas panorámicas del lugar y alrededores y el avistaje de algunos animales salvajes.
En el primero, hay geoformas que responden claramente a su nombre, como “La Tortuga”, “El loro”, “La Cara del Gaucho” y “La Casita”, que se parece mucho a un rancho de campo verdadero y “La Pirámide”.
En el segundo circuito se pueden recorrer los primeros tres kilómetros en vehículo y luego caminar unos 1.500 metros por el borde de los cerros, entre grandes bloques de piedra, donde están las geoformas “El Elefante”, “El Bolillero”, “La Torre de la Víbora” y el “Cañadón rojo”.
El tercer circuito, que comienza dos kilómetros al oeste de la entrada por la ruta 150, muestra “El “Hongo” y “El Ojo de la Cerradura” y lleva a la formación más imponente del parque, “Las Pretinas”.
Otro atractivo es el llamado “Pucará de El Chiflón”, que consiste en los restos de varios recintos semicirculares sobre la cima de un cerro, que demanda un ascenso de mediana dificultad, desde donde se tiene una buena vista panorámica.
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