Otro amor que arrasa con todo

ESCENA DE “TU AMOR, MI PERDICIÓN”, FILME DEL REALIZADOR FRANCÉS LOUIS DO DE LENCQUESAING

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA

TU AMOR MI PERDICION, de Louis Do de Lencquesaing.- Ada (la bella Valentina Cervi) está casada, tiene una hija, parece feliz. Pero un día aparece en su vida un escritor algo desganado. Y a partir de allí nada será igual. El film no carga sobre los supuestos sinsabores matrimoniales, tampoco deja mal parado al marido, lo que insinúa es que este amor arrollador viene a ocupar un vacío que hasta allí no se había manifestado. Y los amantes empiezan a transitar la ruta de siempre: citas, mentiras, encuentros inolvidables, algo de culpa, en fin las contraseñas de un amor inesperado que desquicia un orden establecido y que avanza con la fuerza de un torrente irresistible. ¿Se puede amar a dos hombres? pregunta ella. El esposo perdona, el amante sueña, el amor queda en lista de espera. Pero el final abierto nos deja sin respuestas. Como tantas otras comedias dramáticas francesas de los últimos años, es liviana, elegante, dispersa, con buena gente, pero la historia y sus personajes se evaporan sin dejar rastros. Entre idas y vueltas, nos viene a recordar que el amor enajena y fascina, duele y perdona, pero también confunde y destruye. (*** BUENA).

PERON EN MADRID

PUERTA DE HIERRO.- Víctor Laplace insiste en ser Perón. Pero no hay caso. No es tarea fácil. Al cine siempre le costó revivir las grandes figuras de la historia. Y aquí la falla es doble. Por un lado en lo formal: el guión insiste en hacerlo hablar a siempre para la posteridad; el general dircursea en el cuarto, en el parque, en el desayuno. Hasta agobia a una costurera con sus sentencias. Pero la película también falla en el fondo al no asomarse ni siquiera tibiamente a los innumerables y fascinantes costados de una personalidad que desde el exilio condujo los destinos políticos del país. En ese debe hay que anotar que la mirada superficial del libro apenas deja ver como al pasar una catarata de sucesos y personajes que están allí, dicen presente y se alejan. Salvo Isabelita y López Rega que aparecen como una asociación ilícita capaz de empaquetar a un general tan inteligente y estricto con lo de allá lejos y tan permisivo con lo que pasaba a su alrededor. Es una película retórica que tiene al cine como gran ausente. Perón en el exilio necesitaba más fibra, más sutileza, una mirada más amplia y profunda. (** REGULAR).

AL FINAL SE BORRA

JUGANDO POR AMOR, de Gabriele Muccino.- A veces el fútbol deja extrañas secuelas. Esto le pasa a este ex crack que por esas cosas raras del cine, tras jugar en los mejores equipos, anda sin un peso, solitario, intentando recuperar el amor de su hijo y, si se da, poder llegar a una semifinal con su ex. Al final consigue un puestito de entrenador en un equipo escolar. Y allí la vida le devuelve una sonrisa: los chicos lo quieren, llegan los resultados, las mamis lo acosan y hasta su mujer empieza a valorarlo. Es un tipo familiero, tosco pero muy raro: dos mamis irresistibles (nada menos que Uma Thurman y Catherine Zeta Jones) le imploran para que las lleve a la cama, pero el técnico las rechaza porque está enamorado de una ex esposa que se va a casar con otro. Y eso que la Zeta Jones hasta le consiguió un buen trabajo. Es que el goleador sueña con otro arco. Ni el peor marcador de punta hubiera dejado pasar semejante oferta. Pero bueno, así son los cracks. (** REGULAR)

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