Las víctimas fueron vejadas y encadenadas
| 9 de Mayo de 2013 | 00:00

WASHINGTON.- Dos de las tres secuestradas rescatadas de una casa de Cleveland regresaron ayer junto a sus familias tras permanecer una década desaparecidas y sometidas a una reclusión que incluía abusos, cadenas, sogas y cerraduras para evitar que se escaparan. El jefe de policía de la ciudad de Cleveland, Richard McGrath, reveló, en entrevista con la NBC, que los investigadores hallaron cadenas y sogas y “hay confirmación” de que las mujeres estuvieron atadas para evitar que escaparan.
Amanda Berry (27), que en sus diez años de cautiverio tuvo una hija, se refugió ayer en la casa de su hermana, repleta de globos y ositos de peluche que los vecinos fueron depositando para celebrar su regreso. “Estamos contentos de tener a Amanda en casa. Pedimos privacidad para su recuperación”, afirmó su hermana, Beth Serrano, frente a su casa, donde se encuentra también Jocelyn, la hija de seis años de Amanda Berry.
Gina De Jesús (23), de origen puertorriqueño, volvió a la casa de sus padres tras desaparecer hace más de 9 años cuando volvía del colegio.
De Jesús llegó escoltada por agentes, cubierta con un buzo verde, mientras que los vecinos del modesto barrio del oeste de Cleveland coreaban su nombre y le daban la bienvenida en español y en inglés.
Mientras tanto Michelle Knight (32), desaparecida en 2002, regresó ayer al hospital para ser tratada aparentemente por los problemas mentales que ya padecía antes de su secuestro y que se habrían agravado por las duras condiciones en las que vivió en cautiverio.
Según fuentes vinculadas a la investigación, una de las chicas declaró que quedó embarazada en varias ocasiones, pero perdió los bebés por las palizas de su captor. No existe, por el momento, confirmación oficial de esos abusos sexuales. La policía no encontró restos humanos o indicios de enterramientos en la casa de Ariel Castro (52%, el principal sospechoso y detenido el lunes junto con sus hermanos, Pedro (54) y Onil (50).
Las víctimas estaban recluidas en el oscuro sótano de la vivienda, asegurado con cerraduras y del que sólo salían ocasionalmente y en secreto para tomar aire en el patio trasero.
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