Las arañas macho se comen a las hembras

Especial para EL DIA de National Geographic

En el mundo de las arañas, es todos contra todos. Hace años que sabemos que la viuda negra se come al macho después del apareamiento. Ahora se ha demostrado que el macho de un tipo de araña conocida como “Micaria sociabilisalso” también se come a la hembra, y se está intentando determinar qué motiva este comportamiento.

El canibalismo sexual tiene lugar cuando un miembro de una especie mata y se come a otro del sexo opuesto inmediatamente antes, después o durante el apareamiento.

Este comportamiento es común en arácnidos como la viuda negra, así como también en otros invertebrados como los insectos, los gastrópodos y los copépodos. Comúnmente, la hembra se come al macho, pero ocasionalmente sucede lo opuesto. Se ha observado canibalismo sexual masculino en otras especies de arañas, la “Allocosa brasiliensis”, y en crustáceos, pero se ignoraban los factores que desencadenaban este comportamiento.

En principio, parecería una forma extraña de transmitir los genes a la generación siguiente. Sin embargo, para los científicos, el canibalismo sexual tiene mucho sentido. Cuando escasean las presas y abundan los machos, éstos pasan a convertirse en una fuente de alimento valiosísima para las hembras, explicó la coautora del estudio, Lenka Sentenska, bióloga de la Universidad Masaryk, en Brno, República Checa.

Las hembras invierten mucha más energía en la producción de huevos que la que invierten los machos en la producción de esperma, lo que las hace más selectivas a la hora de elegir con quién aparearse.

Además, no todos los machos se resisten a ser canibalizados, añadió Sentenska, cuyo estudio se publicó recientemente en Behavioral Ecology and Sociobiology.

“Los machos de algunas especies se sacrifican voluntariamente porque tal comportamiento les permite copular más tiempo y pasar más esperma. Los machos que intentan escapar usualmente copulan menos tiempo. A veces, este comportamiento también es considerado una inversión extrema por parte del macho, que sacrifica su cuerpo para aportar nutrientes a su futura descendencia a través de la hembra”, agregó la investigadora.

Tradicionalmente, la investigación se ha centrado en el canibalismo sexual femenino, tanto debido a su relativa frecuencia como, quizás, por la atracción humana hacia la “femme fatale”.

Pero en algunas especies, como la “M. sociabilis”, las hembras también corren el riesgo de ser comidas por los machos. Stenska y su colega Stano Pekar estudiaron qué factores impulsan el canibalismo sexual masculino en esta especie en particular.

Estas arañas marrones pequeñas viven en árboles en Europa central. La “M. sociabilis” tiene dos camadas de crías al año, una en primavera y otra a comienzos del verano. Mientras que las hembras nacidas en primavera frecuentemente sobreviven para ver la llegada de la segunda generación en junio o julio, la población de machos disminuye en mayo. Los machos pueden elegir entre hembras de diferentes tamaños y calidad, por ejemplo, apareándose con hembras más grandes de la generación de la primavera o con hembras vírgenes de la generación de verano.

Con el fin de determinar si estos factores verdaderamente inciden en si los machos se comen a las hembras, Sentenska y Pekar aparearon adultos machos de “M. sociabilis” con hembras de varias edades y tamaños. Descubrieron que los machos más grandes eran más agresivos y mucho más proclives a atacar a una hembra independientemente de la edad o el tamaño de ésta. En general, sin embargo, era probable que los machos de cualquier tamaño atacaran hembras de una generación mayor.

Entre el 44 y el 52 por ciento del tiempo, machos y hembras se aparearon. En el 20 por ciento de las pruebas, los machos atacaron y se comieron a las hembras durante la cópula. No obstante, la frecuencia del canibalismo varió dependiendo de la época del año.

“Usualmente se considera que los machos son máquinas que no discriminan y que están ansiosas de impresionar y aparearse con cualquier hembra que encuentren. Nuestro estudio demuestra que los machos pueden ser exigentes y que pueden dar a conocer su elección de una forma extrema: matando a las hembras no elegidas. Además, a pesar de la rareza del comportamiento, esta estrategia parece ser ventajosa para ellos”, aseguró Sentenska.

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