La yapa del campeonato motiva a un Gimnasia liberado de presiones

Niell demostró con su golazo que en Primera también podrá ser “puro veneno” en el área rival. Hoy, Troglio es Gardel

LA FELICIDAD DE GIMNASIA NO TIENE FIN Y AUN VA POR MAS

OPINION Por Martín Mendinueta

El hincha “tripero” disfruta sin parar. Los 126 años de vida de su segunda casa se unen al indispensable desahogo de haber vuelto a primera, La alegría y el optimismo son los reyes de un pueblo agradecido que grita cada gol, canta en la tribuna, celebra el presente, y, por sobre todas las sensaciones, intuye que la mala época, aquella de tristezas pesadas que le dañaron el alma, al fin se acabó.

La fiesta que empezó el martes pasado en el estadio Mario Kempes, y que tuvo domicilios emotivos en pleno centro de Córdoba capital, en la ruta 9, en Aeroparque, en el Camino Centenario, en Plaza Moreno, en la esquina de 7 y 50, en el Bosque y en cada vecindario albiazul, se renovó el último domingo con una victoria que engordó el orgullo.

Ganarle a Rosario Central significó mucho: Que todavía puede ser campeón, principalmente. Que aquellos nubarrones, preocupaciones y dudas de fines de 2012 ahora son simples anécdotas. Que el equipo, ya liberado de presiones, sigue apretando a fondo el acelerador y va por más... Y también, que Pedro Antonio Troglio, el mismo director técnico que soportó como conductor de grupo la más severa derrota en un clásico, hoy es el “engrudo” vital que une las partes del universo gimnasista con un nivel de seducción sólo visto en Timoteo Griguol.

Por estas horas, Troglio es Gardel. Verborrágico, espontáneo, motivador, imperfecto, cálido, humilde, pícaro, humano, volcánico y pasional en todo momento, son sólo diez adjetivos de los mil que pueden definirlo. No sé si es un gran director técnico o uno más del primer gran rebaño nacional; de lo que sí estoy seguro es que su impronta jamás pasará inadvertida. Pedro es popular, transparente (ahí tiene dos adjetivos más), y justamente por ese rasgo inconfundible lo quiere mucha gente. Ese don no lo otorga ni garantiza ningún diploma de entrenador, es innato. Lo trajo en sus genes.

Ha vivido casi todas en el Lobo. Que después de aquella caída tan hiriente en 2006, haya regresado al club que lo marcó para toda la vida; que además haya tutelado esta campaña del ascenso y que, por si todo esto fuera poco, la masa gimnasista lo haya elegido como su ídolo sanguíneo (ahí tiene otro más), demuestra que elaborar juicios categóricos en el ámbito del fútbol puede ser una aventura traicionera. Troglio le ha ganado por escándalo a ese destino que en un momento pareció dictarle cadena perpetua de enojo en la memoria “tripera”.

VOLVER PARA qUEDARSE

Sea o no campeón del Torneo de la “B” Nacional, Gimnasia deberá reacondicionar su plantel y eso implica tomar decisiones. Muchos se quedarán y entre ellos, seguro, debería estar Franco Niell, ese “frasquito que esparce veneno en el área rival”. La manera en que definió para convertir el gol del triunfo frente a Central ratificó su categoría. Cuando las charlas de café debaten si Barsottini, Oreja y Facundo Pereyra, entre otros, podrán rendir de acuerdo a las necesidades en primera división, Niell. el autor de aquella palomita milagrosa ante Atlético de Rafaela en tiempos de Madelón, merece quedarse en lo que está por comenzar.

Por todo lo expuesto, este cumpleaños mens sana fue el más feliz de los últimos almanaques.

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