“Pedro y el lobo” de Prokofiev desembarca en el Argentino

EL JOVEN CONDUCTOR FEDERICO VÍCTOR SARDELLA DIRIGIRÁ A LA CAMERATA ACADÉMICA DEL TEATRO EN ESTAS FUNCIONES

En el marco de las Vacaciones de Invierno, el Teatro Argentino, 51 entre 9 y 10, ofrecerá el cuento musical “Pedro y el lobo” de Sergei Prokofiev.

Las funciones serán el sábado 20, domingo 21, el viernes 26, sábado 27 y domingo 28 de julio próximos, a las 15, en la Sala Astor Piazzolla.

Estas funciones contarán con la dirección de Federico Víctor Sardella y se desempeñará como relator Claudio Gallardou. Participará la Camerata Académica del Teatro Argentino e intervendrán, como músicos de refuerzo, Franco Luchetti Favero, Julieta Luchetti Favero y Mabel Serrano Mirabal (violines), José Martínez Garro (viola), Ulises Oreste (oboe), Leandro Martino (trompeta), Leonardo Martino (trombón), Nahuel Morabito, Javier Latrónico y Angelina Murro (cornos), Nicolás Berardi (timbal) y Sebastián Salinas (percusión).

“Pedro y el lobo”fue escrito por Prokofiev (1891-1953) en menos de quince días, cuando transcurría 1936. Ese año, Natalia Saz, directora del Teatro Infantil de Moscú, le encomendó una obra pensada especialmente para estimular en los niños el gusto por la música y para familiarizarlos con los sonidos de los diferentes instrumentos que componen una orquesta. El compositor adaptó con ese fin un cuento tradicional ruso que narra cómo el joven Pedro, con la ayuda de un intrépido pajarito, logra atrapar a un lobo que tiene a todos atemorizados.

En la obra, cada personaje, además de contar con un motivo musical (leitmotiv) característico, es asumido por un instrumento o grupo de instrumentos distintos. Así, las cuerdas representan a Pedro, el fagot al abuelo, la flauta traversa al pájaro, el oboe al pato, el clarinete al gato, los cornos al lobo y los timbales a los cazadores.

Demostrando por qué se lo considera uno de los más grandes compositores del siglo XX, Prokofiev no se limitó a escribir una pieza sencilla para niños sino que creó una auténtica obra maestra. Y no fue así sólo por sus notables virtudes didácticas sino también porque logró que palabra y música se fusionaran hasta producir un resultado prodigioso. Por méritos propios, “Pedro y el lobo”, el trabajo que prácticamente inauguró un género, se transformó en referencia insoslayable para los compositores posteriores y acabó convirtiéndose en el cuento musical infantil más interpretado, adaptado y grabado de toda la historia.

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