Camba bailó candombe
| 20 de Agosto de 2013 | 00:00
COMENTARIO Por Leandro Duba
El triunfo sobre San Telmo, uno de los equipos que se rearmó para regresar rápidamente a la Primera B (este año perdió la categoría) llegó en el crepúsculo del partido. Y cuando todos se habían resignado con el empate.
Tiro libre desde la izquierda de Maximiliano Badell; Iorlano que salta entre los centrales y baja el balón hacia el medio, para el ingreso de Matías Castro, quien con toque corto definió ante el cierre de Evangelisti. Iban 48 minutos... Explosión de felicidad desde los cuatro costados y la voz ronca de los hinchas por el grito de gol prolongado, que a esa hora de la tarde, se convirtió en desahogo.
Así ganó Cambaceres. Con sufrimiento, pero con la convicción de haber cumplido.
DISCRETO, PERO MEJOR
El Rojo, que volvía a presentarse ante su público después de 21 meses, hizo un primer tiempo aceptable. Si bien el rendimiento colectivo no alcanzó el nivel pretendido por el cuerpo técnico, fue suficiente para manejar el partido ante un rival que propuso jugar de contragolpe.
La primera llegada fue del dueño de casa, a los 4, con un bombazo de Benavente que se perdió cerca del ángulo derecho de Evangelisti.
San Telmo respondió recién a los 25, con un zurdazo por encima del travesaño del “colorado” Zuleta. Camba era más ambicioso. Controló la mitad de la cancha, pero arriba, no tuvo demasiado peso como para poner en aprietos a la defensa del Candombero.
CON UN HOMBRE DE MAS
El trabajo del Rojo fue de menor a mayor en el complemento. Las proyecciones de Vinaccia por derecha fueron una constante, al igual que las arremetidas de Iorlano y las gambetas de Badell. Si bien el local jugó con un hombre de más durante todo este capítulo, la visita hizo que la ausencia del defensor y capitán Ferreira no se notara.
Sin embargo, cada vez que proponía una jugada en ataque, moría en la cabeza o en los pies del Huevo Seevald, una verdadera garantía en el fondo local.
La más clara de San Telmo fue a los 29, cuando Viana remató al arco, la pelota que se desvía en Avalos, y en gran reacción, Arias Navarro la mandó al córner.
El partido no daba para más. El empate era cantado. Sin embargo, llegó aquella jugada en el descuento, que terminó con el gol de Matías Castro. Triunfo agónico y fiesta completa en Ensenada.
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