Puede pensarse desde “El maquinista de la general” a “La fiesta inolvidable”. Otra vez, desde hace pocos años la comedia loca o delirante, con situaciones que desbordan lo “normal”, es uno de los géneros “fuertes” de Hollywood y su periferia. Puede expresar lo que en el drama, para generalizar, está prohibido. “Ted” trata de un chico y jovencito (abusado sexualmente, lo cual ya es un dato de seriedad “anormal” en una comedia) que desea e imagina que su osito de peluche va a ser un buen y completo compañero. Y llega a serlo, ya que en un momento cobra la facultad de hablar. Cuando el joven está en años de “merecer”, el osito aparece como un notorio guaso, encarador, fumador de hierba y propietario de otras cualidades vulgares que lo guarnecen para la vida cotidiana. Todo lo contrario a su dueño-compañero, en un dúo que comienza a armonizar para la dura tarea de sobrevivir en una sociedad paranoica y de competitiva salvaje.

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