Es prioritario desterrar de la Región la realización de las picadas automovilísticas

Desde hace ya demasiados años que se reiteran en nuestra ciudad y sus alrededores las picadas automovilísticas, que utilizan al paseo del Bosque u otros lugares como escenarios de esas ilegales y peligrosas competencias. De allí que, virtualmente cada fin de semana, persistan también las clásicas secuelas de ruidos molestos, contaminación ambiental y alto riesgo para la vida de los participantes y espectadores.

Las carreras de autos y motos que cuando asoma la madrugada suelen adueñarse del Bosque y de otros paseos y avenidas no son, como se ha dicho, un fenómeno nuevo. Todo lo contrario, constituyen una práctica inveterada, que las autoridades competentes no saben o no quieren abolir.

En rigor, todos los plazos están vencidos para desterrar las competencias ilegales de velocidad que jaquean a nuestra región y que se convierten en un flagelo para numerosos vecindarios. Lo que las autoridades deben hacer es garantizar de una vez por todas que no haya más estos tipos de carreras. Ya no basta con operativos esporádicos. Se debe tomar el toro por las astas y terminar con esta peligrosa actividad ilegal.

En ese contexto es que ahora un grupo de platenses –al parecer aficionados que protagonizan las picadas o que asisten a ellas- se movilizó frente a la Comuna para solicitar la creación de un “picódromo”, es decir una pista recta ideada para las competencias de velocidad.

Sin duda que, al margen de las inversiones que demandaría este sitio –muy costosas, probablemente- y de los estudios que deberán profundizarse en la Municipalidad, lo que sigue resultando una prioridad es que cesen de una buena vez las picadas en las calles platenses.

Por dar un solo ejemplo de las consecuencias negativas que aparejan, los vecinos han denunciado muchas veces que en el paseo del Bosque se realizan ruidosas carreras a altas horas de la noche, con la participación de más de setenta automóviles, en una zona que no sólo está densamente poblada, sino en la que se encuentra el Instituto Médico Platense con muchas personas internadas.

Debe insistirse, entonces, en señalar que las picadas constituyen una muestra de flagrante desprecio por las normas vigentes. Como en muchos otros aspectos de la vida ciudadana, es indispensable que las autoridades demuestren su capacidad para prevenir y reprimir violaciones, más aún cuando son cometidas de la forma descarada y reiterada que caracteriza a estas competencias ilegales. Sólo de esa manera podrá alguna vez aspirarse a que se cumplan elementales pautas de disciplina, imprescindibles para la convivencia.

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