Se polariza el voto en Brasil de cara a la segunda vuelta

El 26 de octubre, Dilma y Neves se miden en ballotage. Los sondeos marcan un empate técnico

DILMA ROUSSEFF Y AÉCIO NEVES

Cuando faltan pocos días para la segunda vuelta electoral en Brasil, se agudiza la polarización entre el continuismo que ofrece la mandataria y candidata a la reelección Dilma Rousseff y el “cambio” que promete el opositor Aécio Neves. Ayer, los aspirantes a la presidencia de Brasil se enfrentaron en otro durísimo debate en el que intercambiaron de nuevo dardos sobre corrupción, nepotismo y su habilidad para impulsar la estancada economía del país.

La mandataria y el líder socialdemócrata se medirán en ballotage el próximo día 26 y las encuestas indican que hay una casi absoluta paridad, aunque con una leve inclinación a favor de Neves. Dos sondeos divulgados ayer por las firmas Datafolha e Ibope coincidieron en dar a Neves el 51% de los votos válidos frente al 49% de Rousseff, con un margen de error en ambos casos de 2%, con lo que, según los expertos, están en situación de “empate técnico”. Los resultados son similares a los de encuestas de la semana pasada, tras la 1ª vuelta en que Rousseff se impuso con un 41,59% de los votos válidos a Neves (33,55%).

En los últimos días, Neves cosechó buenos apoyos del arco opositor que agrupa sobre todo a partidos de la derecha y el centro, y cuya mayor coincidencia es el rechazo al Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff, que ya lleva 12 años en el poder. Sin embargo, también se sumaron a Neves pequeños sectores de izquierda desilusionados con lo que califican de “socialismo light” del PT y los escándalos de corrupción de la última década y que ahora siguen con presuntas irregularidades en la petrolera Petrobrás. El apoyo más importante para Neves fue el de la ecologista Marina Silva, ex candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) (tercera en la 1ª vuelta con 21,2%).

Según las encuestas, la mayoría de los votos de Silva migraron hacia el “cambio” que propone Neves: un acento más liberal en la economía y mantener al mismo tiempo los programas sociales aplicados por el PT desde 2003, primero con Lula y luego con Rousseff. Asimismo, los sondeos detectaron que la clase media que emergió con los programas sociales del PT ahora parece darle la espalda a un gobierno que no acompañó ese ascenso social con servicios públicos acordes a sus nuevas exigencias. Neves encontró su nicho en la mayoritaria clase media, que agrupa al 56% de los 142,8 millones de votantes.

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