Ratones de laboratorio, grandes benefactores

Por MANUEL TREJO*

L os tres ganadores del premio Nobel de Medicina y Fisiología 2014 fueron galardonados por haber sido capaces de determinar los mecanismos cerebrales que intervienen en la orientación espacial de los mamíferos. Se trata de un sistema interactivo de codificación presente en determinadas estructuras neuronales del hipocampo; de un GPS cerebral como ha sido descripto. Más allá de los indiscutibles méritos de esos talentosos científicos, capaces de diseñar unos complicadísimos dispositivos experimentales para aplicar en sus investigaciones, quiero referirme, sin asomo de ironía, a que tuvieron la ineludible necesidad de recurrir a la utilización de muchos ejemplares del “mus musculos albino”, las tan conocidas ratitas blancas, criadas en los denominados bioterios, que según los entendidos poseen características que las hacen necesarias en investigaciones biológicas y médicas, entre ellas un genoma similar al de los humanos.

AUSENTES DE LOS BESTIARIOS. PRESENTES EN EL IMAGINARIO INFANTIL

En los bestiarios - uno de los más conocidos es “El libro de los seres imaginarios” de Borges- no se advierten imágenes teratológicas de ratas; debe ser porque sus graciosas pequeñez y movilidad no merecían considerarlas peligrosas, aunque sí dañinas para cultivos y viandas.

Además de su utilidad científica, los pequeños ratonzuelos son merecedores de nuestro agradecimiento por haber inspirado una insuperable instalación lúdica en el imaginario infantil. El generoso Ratón Pérez deslizándose sigilosamente, de noche, debajo de la almohada para depositar el chocolatín o la moneda. Mickey Mouse y todos sus acompañantes zoológicos, en sus inocentes y moralizantes aventuras. Tom y Jerry en sus no siempre amigables correrías que, en buena hora, solían terminar con intercambio de afectos. El adorable Topo Gigio - topo en italiano significa ratón- obra maestra de ternura titiritera que hizo llorar a grandes y chicos.

LA NATURALEZA PRODIGIOSA

He dado cierto sentido metafórico al presente texto. Le agrego una reflexión moral: estos pequeños animalitos resultan dadores de vida a los humanos, sacrificando la propia en aras del progreso científico. Aprendamos de ellos.

*Escritor

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