“Todo está perdido”

Vale volver sobre “Todo está perdido”, la última con Robert Redford, quien a sus 77 años se da el gusto de hacer de un tipo de 77 años, aún con ganas y con fuerza, con energía y decisión de dar pelea, en especial para sobrevivir. Cierto que no se sabe de dónde viene, cómo fue su vida ni porqué decidió “dar la vuelta al mundo” en un velero con todos los adelantos técnicos. Ni siquiera tiene nombre el protagonista. Es solo un hombre, un norteamericano que, es obvio, ha decidido dejar todo y lanzarse en soledad a vagar por el silencio y lo más parecido a la nada (mares, océanos). Y ahí comienza el “tema”, tenso y denso por cierto: el azar, o la mala suerte, o lo que sembró que comienza a recogerse sin que él lo desee o le quepa ser responsable protagonista de esas cosas. Un contenedor lleno de zapatillas chinas (”basura” de consumo china, bien se lo remarca) se ha caído de un transportador y lo atropella. Su velero se hunde, Redford hace de todo para salvarlo, se da todas las mañanas pero resulta que nunca se acaban las contrariedades. Él no afloja, nunca. Bueno, al final, cuando queda flotando solo en el mar de noche, sí, afloja, pero porque se da cuenta que ya no tiene sentido. Y en verdad no afloja, se deja llevar, apenas. Y ahí sucede algo, que en verdad no tiene importancia. Lo que importa es toda la película y su metáfora. Para ver y pensar mucho en el mundo actual y la cultura que supieron crear los Estados Unidos. La película es norteamericana, no venezolana o iraní. Con ganas, se la puede hallar en internet.

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