Golpearon al empleado en un violento asalto a ciber

Ocurrió en diagonal 74 y 115. Una mujer terminó desmayada a raíz de los nervios. El ladrón desvalijó a los clientes y se llevó dinero de la caja

“No sospeché y le abrí, porque no aparentaba ser un ladrón, era distinto a los que me robaron las otras veces”, explicó el encargado de un locutorio de 115 y diagonal 74 sobre cómo fue que el delincuente sorteó la puerta con cierre electrónico.

Alrededor de las 16 del jueves, un horario en el que según cuentan en el barrio disminuye bastante el ritmo callejero, nadie se dio cuenta desde afuera de lo que estaba pasando.

Por eso el delincuente se pudo tomar casi 10 minutos en robarles a todos. Primero le pegó una trompada a Alfredo Santiago (36), que estaba atendiendo, cuando vació la registradora y pretendió que le dieran más dinero.

“Se ve que conocía los movimientos y cómo nos manejamos acá en el local. Es muy probable que haya venido alguna vez a comprar algo y a ‘fichar’”, estimó Alfredo, en diálogo con este diario.

Hay quienes todavía ponen en duda que la suerte exista. Para este delincuente, cercano a los 30 años, el azar se puso de su lado respecto de los cuatro clientes que tuvo enfrente, incluido un nene de 12 años.

Es que a todos les pudo quitar más de lo que él mismo creyó posible. Así, “a un muchacho que recién había pasado por el cajero automático le sacaron 1.200 pesos y un celular que recién se había comprado”, señaló el encargado.

A un hombre también lo sorprendieron con mil pesos en la billetera y a la tercera víctima con 700. Además les quitaron tarjetas de crédito y cualquier otra pertenencia que al ladrón le interesara. Una notebook del negocio y los objetos de valor de Alfredo también engrosaron su botín.

Antes de irse, el delincuente soltó su última amenaza: “Mirá que estamos en moto”.

Una clienta abrumada por los nervios se terminó desmayando por el susto que le implicó la secuencia. Después se recuperó, un poco más lento que las otras víctimas.

De acuerdo a lo poco que alcanzaron a ver desde el negocio, el ladrón siguió media cuadra por 115 hacia 38, en donde un auto gris -se presume que sería un Fiat Palio o similar- lo esperaba para escaparse a pique.

“La policía llegó tarde, como siempre”, se quejó Alfredo. La búsqueda implementada por el barrio no dio resultados y los delincuentes siguen prófugos

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