Un boom editorial

Por qué corremos , No pienses, corre, De qué hablo cuando hablo de correr o Correr para vivir, vivir para correr son algunos de los tantos ejemplos que protagonizan un fenómeno que, más allá de las calles, los parques o las pistas de atletismo, también se ha vuelto un boom editorial. El llamado boom runner irrumpió en este último tiempo también como fenómeno editorial, y cada vez son más los autores que se animan a sumar el eslabón de su experiencia a esta cadena que cuenta cada vez con más fanáticos. En la prehistoria se corría para sobrevivir: el hombre estaba obligado a correr para evitar convertirse en presa segura de especies gigantescas y voraces. Hoy, por el contrario, se corre exclusivamente por placer: correr genera euforia, coinciden tanto quienes ejercen esta práctica como un reciente estudio científico desarrollado por la Universidad de Bonn (Alemania). La carrera que en septiembre de 2009 lo obligó a desplazarse con cierta destreza por las dunas de Pinamar, por ejemplo, resultó una experiencia iniciática para Santiago García, autor de Correr para vivir, vivir para correr (Debate), no por tratarse de su primera maratón -por entonces ya había corrido otras- sino por la sensación de felicidad que selló, acaso para siempre, su relación con esta actividad a la que le dedica por lo menos una hora cada uno de los siete días de la semana. “El running es la mejor motivación para tener un vida sana que ha encontrado la sociedad actual, pero a la vez funciona como una versión mejorada de la sociedad argentina”, dispara con entusiasmo infinito el periodista y crítico de cine, que en “ Correr ...” traza las coordenadas necesarias para entender los alcances del fenómeno que ya asoma como un revelador signo de los tiempos.

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