Noelia Pompa: “Logré que me dejaran de llamar ‘la enana’”

Feliz con su presente laboral y personal, la bailarina brilla en “Stravaganza” y se da otra oportunidad en el amor

Hay cosas que es un placer gritarlas. Si es posible, en varios idiomas y con un volumen capaz de romper los tímpanos. Claro, esta es la fantasía. Después llega la realidad y ya no resulta fácil ni divertido. Incluso, es posible detectar en el tono una tristeza que duele. Hay una mujer, una artista, un ser humano, que consiguió pronunciar su nombre: “Ya no soy la enana, sino Noelia Pompa”, dice. El día que lo hizo nació por segunda vez.

“La mía es una historia marcada por la buena suerte -asegura-. En cuatro años mi vida dio un vuelco tremendo. Creo que fue un poquito de suerte que debía ser, sí o sí, porque la verdad es que yo no tenía absolutamente nada que ver con lo artístico, ni de cerca, aunque me interesaba. Y de repente, un día se dio la posibilidad de estar en un grupo y me metí, no sé por qué”.

El grupo era “Las Chikis”, conformado por tres chicas de baja estatura (Noelia entre ellas), que cantaban y bailaban. “¿Por qué no quería estar en el grupo? Porque siempre se toma al de baja estatura para el chiste. Y yo tengo un carácter bravo, me planto. Nunca dejé que me bromearan con la altura. Eso también me ayudó un poco para que me pasara todo esto, que tiene que ver con hacerse respetar, pero más que nada con la aceptación de uno mismo”.

Noelia tiene la absoluta certeza que sobrevivió a todo gracias a la manera en la que fue educada. Su madre nunca le contagió el miedo o la vergüenza que sienten algunos padres y madres frente a un hijo como ella. Todo el tiempo le repetían que debía pelearla a la vida. “Esa fue mi salvación -afirma-. Hoy vivo sola, me manejo sola, mantengo a mi vieja y hago un montón de cosas que cuando era chica pensaba que eran inalcanzables”.

UN EJEMPLO

Todo cierto. Pero hay algo que a Noelia le toca el corazón. Son los mensajes que le envían los padres con hijos enanos o simplemente de talla corta.

“Te veo a vos que podés desenvolverte - le escriben- y pienso que mi hijo también va a poder con la vida”. Noelia siempre recuerda (y les recuerda a los padres que le piden consejo) que su primer trabajo en el teatro fue repartir volantes, durante cuatro horas, de una obra en la que las estrellas eran Guido Süller y Jacobo Winograd.

En toda vida hay, en algún momento, una prueba de fuego. Un desafío que es imposible evitar. Noelia, un día, desafió nada menos que a Moria Casán. Tuvo que ver con una cuestión de identidad. “Yo me conformaba con que me llamaran por mi nombre -cuenta-. En ese momento me llamaban la enana voladora. Me planté con Moria y le dije que me llamara Noelia Pompa. Por supuesto, me liquidó. Después de ese entredicho entendí que enana era solo una palabra, que yo le estaba dando un peso que no tenía. ¡Yo quiero ser de un metro veinticinco, así cómo soy! Ya me acepté”.

Noelia, que en “Stravaganza” es admirada por miles de espectadores, admira, a su vez, una película: “Corazón de León”, en la que Guillermo Francella hace de un hombre que mide un metro treinta. “Me encantó -afirma-. No pude creer las veces que me sentí identificada con la historia y con situaciones del personaje. Era como si la estuviera contando yo”.

De pronto, algo cambia. Puede tener que ver con la película, o con la charla, o con un recuerdo que despierta después de dormir días. O tal vez meses. ¿Cómo saberlo? Noelia vuelve a su infancia. “Yo de chica era muy tranquila -cuenta-. Muy para adentro, y cuando la gente me hacía burla yo le preguntaba a mi mamá: ¿Qué les hago yo? Porque si no le hago mal a nadie ¿por qué me hacen sentir así?”

HAY AMOR

Hay preguntas que no tienen respuesta. O como esta, se encuentra en lo más profundo del alma humana. Hay otra pregunta más simple en apariencia, que tiene que ver con el presente de Noelia. ¿Tiene hoy el amor de un hombre?. “Me cuesta mucho ese tema -confiesa-. En el amor no tuve buenas experiencias y por eso siempre me sentí insegura. Recién ahora estoy probando, intentando. Me cuesta confiar. Antes no me daba bola ningún tipo y de pronto hay un montón de candidatos. Por eso, una tiene esa desconfianza que viene de otro tiempo. Sí, hay amor, puede ser. Pero todavía no quiero decir nada, para no apurar las cosas. Ojalá que salga todo bien”.

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