Ritó y una confesión desesperada

Una mujer desesperada. Así se la pudo ver hoy a María Eugenia Ritó sentada en el estudio de “Intrusos”. Por momentos se la notó perdida, en otros alborotada, pero a cada instante tuvo ganas de hablar. Llegó a admitir: “Mi ex marido fue cliente mío. Yo lo conocí prostituyéndome. Si yo empiezo a hablar, él tiene mucho más para perder que yo”.

“Soy una persona de carne y hueso. Tuve problemas de tiroides y engordé algunos kilos. Durante muchos años estuve expuesta. Hago terapia hace 4 años. Tuve mis excesos pero no soy adicta. Por primera vez consumí a los 32 años”, confesó, entre lágrimas, una de las mejores vedettes que supo tener el teatro nacional en la última década.

En plan de confesiones y ante las preguntas incisivas de Jorge Rial, Ritó abrió su corazón y relató su relación con las drogas. “Consumí, pero no soy la adicta que lo necesitaba todo el tiempo. Lo hice de grande pero tal vez hubiera sido más razonable hacerlo de chica”.

De acuerdo a sus palabras, la separación del platense Marcelo Salinas, que se hizo pública en febrero de 2013, generó su recaída en las drogas. “Lo peor que le puede pasar a un ser humano en la vida es consumir cocaína. Te vuelve una persona oscura. Te saca el alma, te saca la vida, no tenés vida. Es la vida en muerte”, exclamó nerviosa.

Luego, reveló que el último 31 de diciembre pasó la noche en soledad. “Me encargué de comprarme droga. La pasé sola. Estuve cinco días encerrada tomando...lloré, tomé alcohol y me drogué”.

A pesar de los excesos, Ritó asegura que eso ya forma parte del pasado porque dejó de consumir. “Hoy estoy muy débil y no estoy para ir a bailar. Me pasa que se me enciende el motor... Siempre compré y siempre convidé. Que me hayan convidado es muy raro. A mí nunca me la regalaron nada”, sentenció, a la vez que explicó que está la mayor parte del día en el gimnasio para evitar tentarse con las drogas.

Respecto al audio que se propagó por todos los medios, donde queda involucrada en el caso Bomparola, remarcó: “Mi voz es muy clara. Cuando me escuché, me dio vergüenza ajena. Me parece algo patético”