Revisan cámaras en busca de imágenes del homicida

Los investigadores tratan de localizar el auto que utilizó en el hecho. Las pistas, por ahora, son escasas

DOLOR SIN FIN. FAMILIARES Y VECINOS DEL COMERCIANTE ASESINADO QUEDARON EN ESTADO DE SHOCK TRAS EL SALVAJE INTENTO DE ASALTO

Algunas características fisonómicas del homicida, unos pocos datos del auto con el que llegó y escapó de la escena del crimen.

Esas son, por ahora, las pistas que manejan los investigadores del brutal asesinato del comerciante platense, Pedro Moabro (62), quien el sábado por la tarde fue ultimado de un balazo en el pecho, en medio de una nueva expresión de la inseguridad salvaje que sacude a la Ciudad.

Delgado; de unos 25 a 30 años de edad; 1,75 metros de altura; tez blanca; ojos oscuros y pelo negro. Esos datos pertenecerían al autor del asesinato que, según testigos, se movilizaba en un auto de porte chico, presumiblemente un VW Gol tres puertas -línea vieja-; un Renault Twingo o un Fiat Uno, de color azul o verde oscuro.

Por eso, ante la falta de elementos de prueba o, pautas objetivas de cargo, los pesquisas han comenzado un minucioso rastrillaje para saber si existen cámaras de seguridad privadas en el barrio que hayan registrado el paso del sospechoso.

Lo mismo con los equipos de monitoreo urbano, aunque en zonas adyacentes o, un poco más alejadas, como la avenida Circunvalación.

De todas formas, por el momento no se conocieron resultados de interés para el esclarecimiento del caso.

El homicida, de acuerdo al aporte de los testigos, llegó al almacén por la calle 29. Y huyó por la misma arteria, desde 63 hacia 66, donde se le perdió el rastro.

Ahí radica la importancia de los medios técnicos y/o informáticos, en busca de las piezas que faltan para rearmar esta especie de rompecabezas en que se convirtió la causa.

LA AUTOPSIA

En tanto, trascendió que, en base a los resultados preliminares que arrojó el estudio de autopsia, Moabro falleció al recibir un certero disparo en el sector izquierdo del tórax, sin orificio de salida.

“Se trataría de un calibre chico, posiblemente un 22”, explicó un jefe policial ante una consulta de EL DIA.

“No hay certezas, sí conjeturas. Creemos que al delincuente se le escapó el tiro, al no existir mecanismos de defensa en la víctima y por el corto lapso de tiempo que pasó entre su ingreso al comercio y la detonación del arma de fuego”, agregó.

De acuerdo a esta misma fuente, cuando el asaltante ya estaba dentro del local, “entró un cliente, que escuchó cuando el ladrón exigía la entrega de dinero. Y casi instantáneamente, el balazo. Por eso, asustado, se escondió detrás de un exhibidor y no fue mucho lo que pudo ver del autor del hecho”.

Como este diario publicó en su edición anterior, ante el cariz que tomó el intento de asalto, el homicida decidió escapar con las manos vacías.

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