La vuelta al tejido hogareño

Con la ola de frío, muchas platenses han regresado a las agujas de tejer. Lo notan los comerciantes de lanería, incluso en las más jóvenes. Dicen que es una actividad que distiende y descontractura. Además, ayuda en la economía familiar

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LAS LANERÍAS DE LA CIUDAD VIVEN UN “BOOM” EN ESTOS DÍAS DE FRÍO POLAR. CUENTAN QUE HAY UN RESURGIMIENTO DEL ARTE DEL TEJIDO

En estos días de frío, hacer un ovillo, tomar las agujas y ponerse a tejer puede convertirse tanto en un plan entretenido como en una terapia descontracturante. En las lanerías de la Ciudad aseguran que entre las jóvenes hay un resurgimiento del tejido y para asesorarlas organizan charlas y talleres.

El responsable de una lanería ubicada en la zona de 50 y 4 asegura que el “boom” del tejido se vio favorecido por el precio de las prendas de lana. “En un negocio, un saco tejido llega a costar cerca de mil pesos y si uno lo teje con 600 gramos de la misma lana sale 180 pesos”, asegura Juan Carlos Pietraroia, dueño del comercio.

UN HABITO RELAJANTE

Muchos coinciden en que ya sea con el telar, con dos agujas o al crochet, el tejido resulta una actividad que relaja, pero también es de utilidad. Ya no se asocia solo a las personas mayores porque esa labor se hizo extensiva a mujeres de todas las edades.

Es el caso de muchas estudiantes universitarias que entre examen y examen, tejen bufandas, gorros o accesorios para despejarse.

“Algunas chicas tejen para entretenerse o porque acceder a las prendas se les hace difícil, pero a veces aparece alguien a quien le gusta lo que hicieron y entonces comienzan a vender”, apunta Pietraroia para ejemplificar como la actividad puede desembocar en una fuente de ingresos.

Un variado stock de lanas entre las que se destacan las que son cien por ciento merino, mohair - que mezcla lana con pelo de cabra - o distintos hilados a mano, permite tejer pulóveres, sacos, chalecos, bufandas, gorros o polainas.

La propia factoría además de ser gratificante, puede representar un ahorro de importancia. Por ejemplo tejer una bufanda, que es algo iniciático en el tejido, llega a costar la quinta parte que adquirirla en comercios que las venden a valores que rondan los 350 pesos.

“Las lanas fantasías se consiguen desde 13 pesos los 100 gramos, por ejemplo por 20 pesos se puede tejer un par de polainas, o sea por lo que sale tomar un café”, concluye el comerciante.

En los últimos tiempo también resurgió el tejido a máquina y en algunos comercios se promocionan cursos para perfeccionar la técnica.

La mayoría de las alumnas son mujeres que recién formaron sus familias. “Los 250 gramos de cashmilon salen 20 pesos y con tres madejas pueden hacer una prenda para ellas o sus hijos”, señala el comerciante que por estos días de vacaciones recibe decenas de madres con sus hijos.

La dueña de un comercio de 62 y 11 coincide en que el tejido es una saludable terapia y que el replegarse en el hogar durante estos gélidos días hace que también sea un entretenimiento para compartir con los hijos.

“Hacer manualidades es algo que siempre llama la atención de los chicos, más si son días de lluvia o mucho frío, por eso cuando se anuncia mal tiempo el local ´hierve´ de gente”, cuenta Maru Sánchez, responsable de esa lanería.

Entre las novedades que se ofrecen para las nuevas tejedoras están los pequeños telares y la pomponera, un elemento de plástico que permite hacer esos accesorios de todos los colores y tamaños. También está el fieltro, material de vellones que amasados con agua y jabón, forman telas de rústicas texturas.

“Sin mucha inversión se pueden hacer lindas cosas y hasta algunas personas encuentran una salida laboral en alguna de las tantas ferias artesanales que hay en la Ciudad”, afirma la comerciante. Para ella otro dato a favor de la actividad artesanal está dado en el valor de las lanas, ya que su valor no se incrementó mucho del año pasado a éste.


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