El calvario de vivir ocho días con aguas servidas

En la zona de 16 y 71 están tapadas las cloacas y de las rejillas brota toda clase de desperdicios

AGUAS SERVIDAS EN LA CALLE Y DENTRO DE LAS CASAS. EN LA ZONA DE 16 Y 71 LOS VECINOS LLEVAN OCHO DÍAS PADECIENDO DESBORDES CLOACALES QUE ALTERARON LA RUTINA DEL BARRIO. PIDEN UNA SOLUCIÓN

A los baldazos. Así viven desde hace ocho días los vecinos de un sector de Meridiano V, acorralados por las aguas servidas que, a causa de las obstrucciones en el sistema cloacal, brotan a toda hora de cualquier rejilla en el interior de las viviendas.

En un edificio de la esquina de 16 y 71 el panorama es tan desalentador que los vecinos están obligados a limpiar constantemente sus departamentos y a evacuar el agua servida que no deja de subir por los desagües.

Ubicada a metros de la antigua Estación Provincial, la esquina de 16 y 71 es escenario de desbordes cloacales que se vuelcan parcialmente sobre las calles, generando además un preocupante foco infeccioso.

Pero los inconvenientes no terminan ahí. A los vecinos de la zona, especialmente para los que viven en el edificio de 16 y 71, la obstrucción de la red les ha causado todo tipo de trastornos. Oscar Scaglia, vecino de ese inmueble, estimó que el problema se encuentra en el escaso mantenimiento de las bocas de tormenta, que se encuentran “a simple vista” llenas de tierra, taponando las cañerías y forzando al líquido a fluir hacia las casas.

Según el frentista, “si uno mira por las rejillas de la tapa, ve que está cubierto de tierra hasta 30 o 40 centímetros del nivel de la calle”.

El hombre estimó que para poder limpiar toda esa suciedad acumulada se necesitan herramientas que “solamente ABSA tiene. Además no podés hacerlo vos, porque es un servicio público, está prohibido tocarlo”.

Por su parte, Federico y Gustavo Sánchez, hermanos y dueños de la peluquería en la planta baja del edificio en cuestión, dicen que desde el viernes 18 de este mes empezó a salir agua de la rejilla y desde entonces “no para”.

“Llamamos a ABSA pero nada, ni siquiera aparecieron”, cuenta Gustavo, el mayor de los hermanos, y señala los enormes baldes de 10 litros que utiliza diariamente para arrojar el agua que amenaza con inundar su negocio.

Pero no sólo la pureza del aire o la integridad del piso de madera de su local se ve comprometida, sino que también su labor. “Tuvimos que desconectar la manguera y mandarla a un balde porque sino rebalsa todo enseguida”, dice Federico, mientras señala el sillón que utilizan para lavar el pelo, que deben desagotar en un balde que continuamente se llena.

Vecinos de la zona, están ya cansados de los problemas que la falta de mantenimiento en la red les causa. “Pasa un auto y te salpica con agua de cloaca, es un asco”, dice indignada una mujer, mientras reclama por una pronta solución.

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