Actualidad hecha pelota

Por | alejandro castañeda afcastab@gmail.com

La fiebre mundialista parece que tapa todo, pero no es así, la realidad sigue allí. Entre buitres y salvadas sobre la hora se despliega una actualidad hecha de sobresaltos. El país en estos días (esa nota está escrita el jueves 3) juega su suerte a los penales. Y Kicillof espera ese alargue que a Boudou le preocupa y a Sabella lo desespera. Una actualidad capciosa y fragmentada que admite estos microrrelatos.

PLANTON.- Luciana Zalazar se peleó con Martín Redrado. El banquero prometió llevarla a ver Argentina-Suiza en San Pablo y no cumplió. Luciana no se lo perdonó. Lo acusó de mentiroso y maltratador. Es que el desamor y el olvido siempre implican maltrato. Redrado aprendió en su oficio que prometer es parte de la vigilia de los buenos economistas. Y que cuando los banqueros deciden algo, siempre aparecerá algún cimbronazo. No ignora que el perdón y la paciencia vienen con vencimientos. Sabe que los amores están hechos de despilfarros y no de ahorros. Y que las rubias disfrutan de un sobregiro asegurado por su cualidad alegórica de mujer fatal. Luciana es de esas novias que ama la tribuna. “Como me dejaste sin partido, se acabó todo”, dijo ella. Martín entonces prefirió no darse por enterado. “A la vuelta, hablaremos”, dijo. Va a tener que negociar más que Kicillof. Por ahora hace banco, revisa su cupo de rubias y espera el momento de entrar a la cancha para rearmar el equipo.

RECONCILIACION.- Diego Maradona sigue balconeando desde Brasil la marcha de Argentina y de algunas argentinas. Extrañamente reposado, sus flemáticos comentarios son tan mesurados, que uno añora sus ataques y sus excesos. Hace unos meses denunció a su ex Rocío Oliva por ladrona. El juez aconsejó acortar distancias y se les fue la mano en la conciliación. Rocío fue a visitarlo. Juntos repasaron el inventario por si algo faltaba y al final se encargaron de hacer en la cama el recuento final. Diego sigue siendo un rey dadivoso que entre sus ex reparte generosamente chequeras, denuncias, hijos y sexo.

MORDIDAS.- Luis Suárez al final se hizo cargo de su ataque. La gran mordida fue tema nacional en un Uruguay que resignó esperanzas por el irresponsable desliz del delantero comilón. La idea de hacerlo víctima, no funcionó. Por más que le cantaron el Himno en su casa, el mordisco descalificador estaba más cerca de la vergüenza que del orgullo. Su voracidad no sólo lastimó al italiano Cheelini. También dejó marcas en el alma de su equipo. En un medio donde las mordidas están casi oficializadas, lo de Suárez quedó como el ejemplo burdo de un delantero con hambre de gol y de adversarios.

REPLANTEOS.- Teníamos los cuatro fantásticos: Messi, Agüero, Higuaín y Di María eran las barajas insuperables de un mazo prometedor. Sin Agüero y con Higuaín medio distraído, la prometida comedia brillante derivó en film de suspenso. Por suerte Messi y Di María mantenían viva su llama triunfal. En 15 días pasamos de los Cuatro Fantásticos al Dúo Dinámico.

MONEDAS.- Preocupa la falta de monedas. Taxis, negocios, bares, todos sufren a la hora de dar un vuelto. El redondeo y los caramelos ayudan, pero no basta. El país, los monederos y la Selección necesitan cambio. No sólo la plata chica anda faltando. Los billetes grandes cada vez duran menos. La carencia de moneda es tan absoluta que al final uno entiende porque Boudou quería quedarse con la fábrica. Pero no pudo ser y ahí anda, penando también por algún vuelto. Que no llega y que no serán caramelos. Al retornar de su reciente viaje, el Vice reavivó el célebre microrrelato del dinosaurio de Monterroso: cuando despertó, los Ciccone todavía estaban allí.

JUECES.- Fue una semana donde los árbitros estuvieron otra vez bajo los reflectores: la resolución de Lijo procesando al Vice, el suspenso sobre el caso Campagnoli, el sorpresivo stress de una jueza decisiva y los dardos presidenciales sobre el rol histórico de la justicia, se hicieron notar. Por suerte en Brasil le dieron otro partido más al juez Pitana, como para mostrar que en esta materia no todo está perdido.