Sigue irresuelto el problema de las inundaciones en el territorio bonaerense

Una vez mas numerosos distritos de la Provincia se encuentran afectados por fuertes temporales de lluvia y viento que, en sólo dos jornadas de esta semana, superaron la caída de unos 240 milímetros y que dejaron el saldo de cientos de evacuados y destrozos por las inundaciones, además de caminos intransitables en varias zonas y daños aún no ponderados en diversos cultivos.

Tal como se informó, los distritos más afectados son los de General Pueyrredón, General Alvarado, Necochea, Tandil, Balcarce, Villa Gesell y Tres Arroyos, y, en menor medida, Brandsen, Punta Indio y General Belgrano. En el caso de Mar del Plata, la lluvia caída provocó que más de 160 personas resultaran evacuadas y que 15 escuelas de barrios periféricos no pudieran dictar clases.

Se señaló también que otro de los distritos que atraviesa una situación crítica es General Alvarado, donde una lluvia intensa provocó que más de cien familias resulten evacuadas y haya muchos más afectados. Por las lluvias, también cayeron dos puentes que dejaron a unos 80 hogares aislados.

Cabe señalar que el temporal que se inició días atrás afectó la ruta 75 entre San Cayetano y la ruta nacional 228, así como la 72, entre San Francisco de Belloq y la ruta 73. También, a causa del desborde del arroyo La Ballenera, se produjeron anegamientos en las rutas 86 y 88. Lo cierto es que desde algunos distritos se anunció la intención de reclamarle a la Provincia la declaración de emergencia agropecuaria, como consecuencia de los anegamientos y destrozos.

De este modo se encuentra replanteado, entonces, el problema crónico de las inundaciones bonaerenses y otra vez vuelve a quedar claro que, consiguientemente, ese reiterado y conocido cuadro de situación exige soluciones estructurales y de fondo. De todos modos, lo que resulta inadmisible es que el tema de las inundaciones sólo merezca atención cuando el agua cubre los campos productivos, llega a los pueblos y la situación se torna dramática.

Se ha dicho en esta columna que, al margen de los ciclos de alternancia entre períodos húmedos y secos -las lluvias y sequías que se suceden a través de fenómenos naturales, obviamente inmodificables para el hombre- corresponde formular consideraciones referidas a la previsión y manejo que pueden hacerse con estos ciclos de alternancia climática que se presentan en la pampa húmeda y especialmente en nuestra provincia. Existen obras, por caso, previstas desde hace más de un siglo, que pueden morigerar el impacto de los dictados de la Naturaleza y librar a los campos productivos, en buena medida, de los caprichos del tiempo.

En tal sentido, sobran dictámenes y trabajos de especialistas en hidráulica, indicativos de que no debería seguir actuándose siempre por reacción y sólo cuando los problemas se vuelven críticos, mediante operativos que resultan esporádicos, desplegándose estrategias de corto plazo o, a lo sumo, aptas para paliar algunas emergencias, pero muy alejadas, por cierto, de la política integral de obras que la Provincia necesita desde muy antiguo para el campo.

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