Lo jugaron con las sobras

Un poco superior el Lobo en el primer tiempo. Mejoró el Pincha en el segundo. Pobre empate

MAURICIO ROSALES Y ALVARO FERNÁNDEZ MIRAN Y NO ENCUENTRAN LA PELOTA. LA REDONDA SE ESCAPÓ POR UN RATO

Por MARTIN CABRERA

El clásico 152 no quedará en la historia de los platenses. No dejó ganadores ni perdedores. No tuvo jugadas polémicas. Ni siquiera se discutió la justicia del marcador final. Es que ayer no hubo nada que alterara la tranquilidad como sucede cada vez que chocan Estudiantes y Gimnasia.

Para entender lo visto ayer en 25 y 32 no puede pasarse por alto lo ocurrido cuatro días atrás, cuando el partido definitorio de la Copa Sudamericana se robó la atención, la mente y el físico de los dos planteles. No dejaron nada para el partido de la 8va fecha del torneo.

Estudiantes y Gimnasia jugaron con lo que tenían. El Lobo tuvo que poner la cara en el momento más feo, ese que los hinchas hubiesen deseado no vivir: tras la eliminación de la Copa en manos de su clásico rival. Y el Pincha tuvo que evitar que el relax y la paz que le dio la histórica victoria del martes lo hiciese tropezar ante su gente.

Física y futbolísticamente el clásico se había jugado cuatro días atrás. Por eso Gimnasia y Estudiantes no dejaron nada para el del torneo local

Por eso empataron 0 a 0, resultado que pareció dejar un poco más conforme a la visita, equipo al que una nueva derrota lo hubiese hundido demasiado. Se llevó una igualdad que le sirvió a Pedro Troglio para saber que el plantel le responde todavía.

Los jugadores de Estudiantes se fueron masticando bronca porque, sabiéndose superiores a sus rivales de Gimnasia, entendieron que podían haber dado más para otra victoria que hubiese prolongado la primavera deportiva.

Pero el punto no estuvo tan mal. Sigue mandando en el historia, prolongó un año más su paternidad y encima ayer lo hizo con cuatro jugadores en cancha que no son habitualmente titulares.

UN TIEMPO PARA CADA UNO

Pocas veces un clásico mostró tanta paridad y por eso el resultado final no dejó nada para la discusión. El 0-0 fue lo mejor que le pudo haber pasado a los dos equipos.

Gimnasia jugó mejor en el primer tiempo. El paraguayo Rojas y el uruguayo Fernández manejaron la pelota y sorprendieron a Estudiantes por las bandas, y eso que el local apostó por hacerse fuerte atrás para salir de contragolpe.

No fue una máquina. Nada de eso. Apenas mayor protagonismo que cuatro días atrás y dos chances claras de gol, una de Rojas a poco de comenzado el partido y otra de Alvaro Fernández de cabeza. Las dos jugadas se encontraron con Agustín Silva.

Estudiantes sufrió desacoples defensivos y el poco rodaje de sus volantes centrales. Sólo Román Martínez y Guido Carrillo buscaron el juego asociado.

En el segundo tiempo mejoró el local porque Diego Vera le dio potencia ofensiva y tanto Gil Romero como Prediger levantaron su puntería. El Pocho Cerutti tocó el timbre con un remate desde la derecha. Y cuatro minutos después el volante Gil Romero hizo poner de pie a toda la platea con un derechazo cruzado que pasó a nada del palo derecho de Monetti.

No hubo mucho más que eso, por eso hasta hubo saludo de los jugadores luego del partido. Así, agotados y con la tranquilidad de haber dado lo poco que les quedaba, se fueron los protagonistas.

EL GANADOR FUE ESTUDIANTES

La trilogía de clásicos se terminó. Hasta 2015 no se volverán a cruzar. Por eso, a la hora de los balances, no quedan dudas que fue Estudiantes quien quedó mejor parado.

Por un lado porque ganó la serie que buscaban los dos: avanzar en la Copa Sudamericana. Se metió en octavos y se regodeó por haberle sacado el asiento a su rival.

Pero también mostró un mejor fútbol en los 270 minutos, con un pico alto en los primeros 65 que se jugaron el martes pasado. Jugó tres, ganó uno y empató dos. Pero ganó el más importante.

Ayer no hubo emoción ni fútbol. Es que habían agotado el stock en el segundo partido de Copa. Y está muy bien que haya sido así.

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