Un consumo que, asociado al alcohol, se hace más peligroso

Aumento de la agresividad, complicaciones orgánicas que van desde una insuficiencia renal aguda hasta la deshidratación. O hasta la muerte. Estos son algunos de los peligros asociados a las drogas de diseño. Y que se potencian cuando se las combina con alcohol u otras sustancias psicoactivas, un hábito frecuente entre quienes las usan.

Así lo indican desde la Subsecretaría de Atención de las Adicciones de la Provincia, donde destacan que, además del efecto buscado, las drogas de diseño se asocian a varios efectos adversos frecuentes,

“El efecto buscado por los consumidores es la capacidad de esta droga de inducir un estado emocional caracterizado por empatía, sensación de positiva sensualidad y euforia. Esta condición se acompaña de alteraciones perceptivas, sequedad bucal, sudoración, palpitaciones, taquicardia, temblor y parestesias (hormigueos). El efecto adverso más común es el aumento del tono muscular de los músculos de la mandíbula manifestado por trismus y/o bruxismo”, se indica desde el mencionado organismo.

A diferencia de lo que sucede con otras sustancias, en este caso el aumento de la dosis no se corresponde con un incremento de los efectos buscados. Pero potencia la probabilidad de sufrir complicaciones orgánicas: hipertensión arterial, arritmias cardíacas, hipertermia, deshidratación, espasticidad muscular, o insuficiencia renal aguda”

A los riesgos propios de la sustancia se suman los de posibles adulteraciones.

riesgos adicionales

La asociación con otros compuestos, sea debido a tratamientos farmacológicos o drogas de abuso, especialmente alcohol, y los pacientes con cardiopatías previas, comportan un riesgo adicional, según destacan desde la misma Subsecretaría.

En tanto, fuentes vinculadas a la Policía indicaron que es habitual que al consumo asociado de alcohol se sume también el de marihuana.

El tratamiento de los pacientes que llegan a los centros de emergencia con intoxicaciones por consumo de éxtasis incluye una evaluación (hemograma, hepatograma, función renal, monograma , equilibrio ácido-base y monitoreo cardíaco)

En algunos casos el lavado gástrico puede ser de utilidad (si la ingesta fue reciente). El tratamiento incluye también un plan de hidratación parenteral y la corrección de los trastornos hidroelectrolíticos y del equilibrio ácido-base.

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