Dos divorcios, cuatro hijos y una vida de “alto perfil”
| 23 de Noviembre de 2015 | 00:48

Ya era presidente de Boca y tenía decidido lanzarse a la arena política. Decía -por entonces- que no podía superar su timidez. “¿Qué siente cuando ve su cara en los afiches que inundan la ciudad?”, le preguntó un cronista durante una entrevista de tono “intimista”. Macri, con la misma sinceridad con la que afirmaba que “moría” por las milanesas con papas fritas, confesó que no los miraba. “Me da vergüenza”, dijo.
Mucha agua corrió bajo el puente desde entonces. El hoy Presidente electo, aprendió a aparecer distendido en las entrevistas, a manejar los tiempos y, además, a mejorar su dicción para superar el estigma de hablar como si tuviera una “papa en la boca”, cuestión que lo mortificó durante años.
Nació en Tandil porque su madre, Alicia Blanco Villegas, quiso que el primogénito de la familia naciera en su ciudad natal donde, además, vivía Argentina, la abuela de Mauricio, que resultó fundamental en su vida.
“Era mi madrina -recuerda-, le decía Abu y era una maravilla. Me fui rápido de Tandil, pero volvía todos los veranos”. Luego, vinieron sus hermanos, Gianfranco, Mariano, Sandra y Florencia.
Hizo toda su escolaridad en el colegio Newman y estudió Ingeniería Civil en la Universidad Católica Argentina (UCA). “Fue una pesadilla. Estudié por mandato paterno, porque él -Franco- no había podido terminar la facultad en Italia y quería que yo fuera ingeniero.” Pero nunca ejerció.
Se casó a los 23 años con Yvonne Bordeu y se separó en 1991. De ese matrimonio tiene tres hijos: Agustina; Jimena -él solía llamarla “Fideíto”-, y Francisco.
Su segunda mujer fue Isabel Menditeguy, doctora en Ciencias Políticas por la Universidad de San Andrés, de la que se separó en noviembre de 2005, cuando decidieron terminar con once años de matrimonio, una separación que a Macri le resultó costosa.
Tras su separación de Menditeguy, Macri mantuvo una relación con María Laura “Malala” Groba, otra hermosa mujer oriunda del coqueto barrio porteño de Recoleta, de bajísimo perfil, que para muchos era la mujer ideal para un político en crecimiento.
Malala se había educado en la Escuela Argentina Modelo -que algunos vinculan con el Opus Dei- y el colegio Jesús María. Sabe cuatro idiomas: además de español, habla francés, inglés e italiano. Claro que el conocimiento de éste último está relacionado con su ex pareja: “Malala” estuvo casada con el diplomático italiano Vicenzo Palladino, con quien tuvo un hijo.
Ambos se conocieron en 2005 cuando ella alquiló un departamento para pasar la temporada junto a su hijo Mateo en Punta del Este. En el otoño, se reencontraron en un gimnasio porteño al cual Macri asiste varios días a la semana. La pareja se mantuvo hasta el verano de 2010, cuando decidieron pasar el verano en lugares diferentes. Mientras Mauricio se quedó en Buenos Aires, Malala viajó a Punta del Este.
Apenas unos meses después comenzaron a correr rumores sobre un nuevo amor en la vida del jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el de Juliana Awada. Pero esto, ya forma parte de otra historia.
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