A pesar de los rastrillajes, no hay pistas por el crimen del productor en Abasto

Ariel Guerrero (42) fue asesinado el sábado pasado cuando regresaba de trabajar a una quinta de Abasto. Le pegaron un tiro en las costillas, pero le tiraron al menos cinco. Los investigadores creen que se trató de una presunta venganza o ajuste de cuentas, por algún incidente que la víctima pudo haber mantenido en la zona del Mercado Regional de Frutas y Verduras, donde, debido a un conflicto gremial, no podía vender su mercadería de la manera tradicional.

Como se sabe, al igual que otros productores, Guerrero debió improvisar una comercialización callejera. Y al parecer, alguien quiso cobrarle un canon ilegal para dejarlo desarrollar esa tarea.

Esa es al menos la principal hipótesis que manejan los encargados de la pesquisa.

“Como el hombre se habría negado a pagar o discutió con esas personas, creemos que lo siguieron”, expresó un vocero policial a este diario.

En esas circunstancias, cuando el camión Mercedes Benz rojo que conducía llegó a ruta 36 y 427, un desconocido -que llegó al lugar en un auto y junto a varios cómplices- se trepó al estribo del rodado y, a través de la ventanilla, le dio un balazo mortal.

Junto a Guerrero viajaba la mujer, que resultó ilesa y se convirtió en testigo directo de la ejecución.

UN MISTERIO

Si bien ayer continuaron los rastrillajes, el relevamiento de la zona del crimen y la recepción de testimonios, de los autores del hecho nada se sabe aún.

Al cierre de esta edición, también buscaban un rodado de similares características al que usaron los homicidas. Sería de color bordó.

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