Una valiosa contribución desde la máxima jerarquía del Poder Judicial

El mensaje del presidente de la Corte Suprema de la Nación en el acto de apertura del año judicial, ha tenido un significado institucional fuertemente valorado por distintos sectores.

El doctor Ricardo Lorenzetti puso el acento en principios básicos pero fundamentales: la división de Poderes; la independencia de los magistrados; el rol del Poder Judicial; el diálogo democrático. En definitiva, puso en primer plano los valores de la Constitución y de la República. Lo hizo con firmeza pero, a la vez, con moderación; sin agravios ni personalismos, subrayando aquellos principios que deben estar por encima de las reyertas y coyunturas políticas.

El mensaje tuvo, además, la virtud de transmitir estas ideas con lenguaje llano y accesible. La cabeza del Poder Judicial habló para magistrados y fiscales pero, además, para el ciudadano común.

El mensaje generó una especial expectativa porque llegaba en un contexto singular: la relación entre el Poder Ejecutivo y el Judicial atraviesa una etapa de renovadas y agudas tensiones. En ese sentido, el presidente del máximo tribunal de la República se ocupó de no agravar ningún conflicto institucional y de ser, al mismo tiempo, categórico y firme en la defensa del rol institucional de los jueces y fiscales.

Frente a debates que a veces se tornan excesivamente ruidosos y que llegan a confundir a la propia ciudadanía, el presidente de la Corte marcó línea directrices: “Cada uno debe cumplir su rol. Los jueces deben llevar adelante los procesos sin flaquezas, sin ceder a las presiones”. “El Poder Judicial de la Nación debe poner límites (al Gobierno de turno) pero no sustituye la acción de gobierno, no la impide ni la detiene”. “Hay que respetar al Poder Judicial. Respetar al Congreso y también a la institución presidencial”. “No hay poderes ilimitados”.

Son, como se dijo, principios básicos y fundamentales del sistema republicano. Pero merecían un subrayado desde la máxima jerarquía del Poder Judicial en momentos de turbulencia política e institucional. Hacerlo con moderación, que no es debilidad, ha sido -sin duda- una valiosa contribución del presidente de la Corte en este momento de la Argentina.

Hay que destacar, además, el hecho de que en los últimos años -más allá de la actual coyuntura- haya cobrado mayor relevancia el mensaje del titular de la Corte en la apertura del año judicial. Es saludable, sin duda, que la cabeza de ese Poder exprese ante la ciudadanía las ideas rectoras que maneja la Corte nacional. Es un ejemplo para magistrados de todos los fueros y todas las jurisdicciones.

El doctor Lorenzetti ha demostrado que, además de su jerarquía académica y su valor como jurista, tiene una singular sensibilidad para abordar los desafíos institucionales que implica estar a la cabeza de uno de los Poderes del Estado.

Hacia adentro del Poder Judicial, ha sido un mensaje cargado de significación. También lo ha sido hacia la ciudadanía, que ha demostrado que, a más de treinta años de la reinstauración democrática, no minimiza la importancia fundamental de los valores y los principios republicanos.

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