Un informe contundente que busca despejar varias incógnitas

Por

Mariano Spezzapria

Tras haber recibido el disparo en la cabeza, Alberto Nisman no murió inmediatamente sino que empezó a agonizar. Ese es el principal punto de contradicción que surge de los peritajes oficiales que se realizaron sobre el cuerpo del fiscal y el resultado de un estudio de parte presentado ayer por la jueza Sandra Arroyo Salgado, para quien su ex marido fue “víctima de un homicidio sin ningún lugar a dudas”.

Esa diferencia -es decir si Nisman agonizó o murió en el acto- se convirtió en un elemento determinante para conocer la verdad sobre su deceso. Según los peritos que trabajan para su familia, la hemorragia que sufrió el ex fiscal luego de recibir el disparo demuestra que se mantuvo con vida mientras se desangraba y que justamente eso impidió que se presentaran signos de “espasmo cadavérico”.

“La agonía es incompatible con este signo de espasmo cadavérico y está demostrada por la hemorragia”, resumió Arroyo Salgado ante diversos medios de comunicación –entre ellos EL DIA- en una declaración que hizo en el teatro del viejo Concejo Deliberante de San Isidro, al norte del Gran Buenos Aires.

“Lo mataron”

Allí, sostuvo que “a Nisman lo mataron” y calificó el hecho como “un magnicidio de proporciones desconocidas”.

El resultado del peritaje de parte buscó desmentir los rumores extendidos por voceros cercanos al Gobierno sobre un dato concreto del hallazgo del cuerpo de Nisman, que aseguraba que el dedo índice de su mano derecha estaba contraído, como si lo hubiera utilizado para gatillar la pistola Bersa calibre 22 que se encontró junto a su cadáver en el baño de su departamento de Le Parc, en Puerto Madero.

Sobre el cuadro encontrado en ese baño, los peritos que realizaron el trabajo presentado por Arroyo Salgado señalaron dos puntos salientes: que se constató la existencia de un charco de sangre -que comprueba la hemorragia y sustenta el argumento de que Nisman tuvo una sobrevida- y que “el cuerpo fue movido” de su posición original. Esta última afirmación causó sorpresa en el auditorio.

Es que da por sentada la presencia de al menos un homicida que tras ultimar a Nisman manipuló su cuerpo antes de retirarse de la escena del crimen.

Tras el informe leído por la jueza federal de San Isidro, la fiscal que investiga la muerte de Nisman, Viviana Fein, habló también ante la prensa y dijo que no podía dar fe de lo que sucedió en el departamento antes de su llegada, que se concretó tres horas después del hallazgo del cuerpo del fiscal.

De todos modos, Fein anticipó que convocará a los peritos de la querella -Osvaldo Raffo, Daniel Salcedo y Julio Ravioli- y también al abogado de la querella, Germán Carlevaro, para que fundamenten las conclusiones a las que arribaron, en un trabajo que ocupa unas 100 carillas de texto y que basaron en fotografías y videos tomados por las fuerzas de seguridad tanto en el departamento de Nisman como en la autopsia realizada en Tribunales.

En el informe, los peritos de parte también destacaron que no se hallaron restos de pólvora en la mano derecha de Nisman, tanto en el laboratorio de la Policía Científica de la Provincia -en La Plata- como en otro aún más especializado en la ciudad de Salta.

“El suicidio no se puede comprobar, por el simple hecho de que no se suicidó”, sentenció la jueza Arroyo Salgado, que no aceptó preguntas de la prensa.

La version del alcohol

En uno de los pocos puntos en que coincidió con los peritajes oficiales, el estudio determinó que se detectó en el cuerpo de Nisman alcohol en el aparato gástrico pero no en la sangre ni en las vísceras, una información errónea que publicó el miércoles el portal Infojusnoticias, afín al Gobierno y que también fue desmentida por la fiscal Fein.

La versión sugería que Nisman estaba en crisis y que la noche anterior a su muerte había consumido media botella de vodka. La difusión de esa noticia y su posterior desmentida, habría motivado la renuncia del responsable editorial del portal Infojus (ver aparte).

En cuanto al tiro que le provocó la muerte, los peritajes de parte establecieron que el orificio de entrada se ubicó tres centímetros por encima de la oreja derecha y que la distancia del disparo “no fue más allá de un centímetro”. En el texto leído por Arroyo Salgado, los especialistas detallaron: “La trayectoria de la bala fue de derecha a izquierda, de abajo hacia arriba y de atrás hacia adelante”.

Para el final de la exposición, la jueza dejó los conceptos más elocuentes. Por caso, afirmó que la investigación oficial lleva a “conclusiones apresuradas que pueden ser funcionales a él o los homicidas” y sostuvo que los peritajes de parte buscan colaborar para que la pesquisa “encuentre el cauce que hoy no tiene”. Por si quedaban dudas, precisó: “A Nisman lo mataron. Su muerte es un magnicidio de proporciones desconocidas”. Ayer, a diferencia de otras oportunidades en que se la notó fría y distante, a Arroyo Salgado se le quebró la voz y se le humedecieron los ojos cuando habló del impacto que la muerte del fiscal especial del caso AMIA provocó en sus hijas. “El dolor no distingue estratos sociales”, advirtió antes de retirarse. Mientras lo hacía, sobre la calle 9 de Julio alguien gritó “¡Nisman presente!”.

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