Tan Biónica y el intento de conquistar América

El combo pop Tan Bionica vive un momento de ascenso, con conciertos por América y gran presencia mediática. Dueños de un sonido pop que hace una década solamente hubiera sido marginal, la banda publicó el pasado 18 de mayo su nuevo disco, “Hola Mundo”, que desde el título hasta las canciones apuntan a alcanzar nuevas fronteras.

Dueños de un sonido cada día más masivo en el mundo, el electro-pop de Tan Biónica continúa siendo resistido por buena parte de la crítica argentina que los califica de “producto”, a pesar de que hace rato son pasión de multitudes.

La polémica agrupación, de increíble crecimiento y polémica de los últimos años en el rock argentino, contó en esta ocasión con la ayuda del experimentado productor español Rafa Sardina para armar una ingeniería sonora impecable de un álbum que les permita conquista América.

Con un nuevo esfuerzo cargado de hits, Tan Biónica parece hacer el intento de publicar un producto indiscutible para colocarse, justamente, por encima de estas polémicas y de critica ortodoxa, la misma que en los años ’80 se “asqueaba” y advertía sobre los efectos negativos de los raros peinados nuevos y por sobre todo el profundo cambio musical que generaron en el rock argentino Soda Stereo, Sumo, Virus, Fricción, Don Cornelio y la Zona, entre otros artistas.

LOS HITS Y EL BAILE

Este nuevo álbum tiene una obertura compuesta por Bambi Moreno Charpentier y Edy Lanz, orquestada, épica y muy romántica a cargo de la Filarmónica de Praga, que le da paso a “Tus horas mágicas” que ponen el clima bien arriba, con una letra entre romántica y dark, con bueno trabajo de las maquinas, el bajo procesado y las guitarras.

En un disco cargado de temas que ya se presumen hímnicos para la banda y pueden suponerse “pogueados” por el piberío biónico, el primer corte de difusión fue “Hola mi vida”, una canción romántica, bien electro-pop, con teclados, la batería electrónica, el bajos sintetizado y la guitarra entrando y saliendo, hasta que toma cuerpo de hit. El tema funciona como un “buffer” entre el costado emotivo del disco, con Chano entonando canciones sin forzar la garganta, jugando con la profundidad emocional, y el lado bailable al que la agrupación tiene acostumbrados a sus fans.