Ernesto Comoglio

Docente, músico, calígrafo. Ingeniero, pequeño empresario, maestro de la madera. Todas esas profesiones y capacidades confluyeron en la polifacética personalidad de Ernesto Comoglio; con su fallecimiento, a los 85 años, la Ciudad despide a un protagonista que supo congeniar, durante más de medio siglo, bonhomía y solvencia profesional.

Hijo de María del Carmen Delledonne y el carpintero Angel Gabriel “Lito” Comoglio, hermano de Susana, Ernesto Gabriel nació el 17 de agosto de 1929. El barrio de 3 y 43, entre empedrados, trenes y tranvías, fue el paisaje de su infancia.

Luego de cursar sus estudios primarios en la Escuela Anexa, egresó como bachiller del Colegio Nacional con sólo 16 años; la inexistencia de una facultad de Arquitectura local lo llevó entonces a los claustros de la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional, en los que se graduó como Ingeniero Mecánico y Electricista.

Casado en 1955 con Nelva Syra Rossi -quien se desempeñó como directora de Diplomas de la UNLP-, el prematuro deceso de su padre lo puso al frente del taller y comercio familiar fundado en 1923 en 5 entre 44 y 45.

Allí, a lo largo de cuatro décadas, jerarquizó y perfeccionó el diseño y la confección de mobiliario a medida que aún hoy honra su función original en decenas de hogares e instituciones platenses.

Al mismo tiempo recorrió el camino de la docencia, desde ayudante alumno a profesor en las cátedras de Ingeniería Metalúrgica en la UNLP y la Universidad Tecnológica (UTN).

Melómano inquieto, de raíz jazzera clásica pero siempre interesado por las nuevas expresiones, (el tango piazzolliano era de su predilección, pero podía escuchar tanto a Pink Floyd como a Ornella Vanoni, pasando por Eduardo Falú y Tom Jobim), fue un eficiente baterista que reemplazó periódicamente al legendario Mingo Martino en varias orquestas locales.

En 1996, un año después del cierre definitivo de la mueblería, fue convocado por la Universidad Nacional para desempeñarse como calígrafo de los títulos que se entregan a los flamantes profesionales.

Afín con el ideario del radicalismo en materia política, hincha de Estudiantes -donde practicó natación en su juventud-, frecuentó también el club Universitario. Viajero, estudioso de los idiomas y las culturas, dominaba el inglés, el italiano y el francés. Desde la hemeroteca de la UNLP, reconstruyó minuciosamente la visita de Albert Einstein a nuestra ciudad en 1925 y ofreció conferencias acerca del tema.

De sonrisa franca y trato amable y caballeroso, manejaba un humor sutil y agudo en la línea de sus admirados Les Luthiers.

Padre de dos hijas, María Elina -profesora de Historia- y María Teresa, -arquitecta-, disfrutó de tres nietos: Leandro, Ana Paula e Ignacio Arias. Primo hermano del escritor Manuel Puig -para él, sencllamente ”Coco”-, sus restos descansan juntos en la bóveda familiar del cementerio local.

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