Editorial de El Tiempo de Azul

Afirma El Tiempo de Azul que: “En el siglo XIX Alexis de Tocqueville reflexionaba en su obra La Democracia en América que el hombre ha tenido siempre ante los ojos, como en nuestros días, un mundo donde nada concuerda; donde la virtud carece de genio y el genio de honor, donde el amor al orden se confunde con el amor a los tiranos y el culto santo de la libertad con el desprecio hacia las leyes, donde la conciencia no arroja más que una dudosa claridad sobre las acciones humanas, donde nada parece ya prohibido, ni permitido, ni honrado, ni vergonzoso, ni verdadero, ni falso”. “Este párrafo, que esta vigente, podría estar describiendo cualquier situación del presente, o del pasado cercano. El sentido profundo de esta reflexión es la interpelación como sociedad y pone frente a la evidencia de la precariedad de la condición humana”.

“El desprecio a la mentira y la aversión a los tiranos, el rechazo a toda forma de opresión y la resistencia a la injusticia se convertirían en ejes vertebradores de la conciencia cívica. Albert Camus escribió: Me rebelo, luego somos. Los jóvenes frente a la realidad política se deben rebelar para luchar por la libertad, por la dignidad, por la convicción, por los ideales, los principios positivos de la vida. Esta es la única forma para tratar de cambiar esta realidad llena de patologías cívicas”.

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