En el barrio donde casi matan a un policía jubilado reclaman seguridad

El aparente asalto que sufrió un policía jubilado y, que aún hoy lo mantiene internado en estado muy grave, continúa siendo investigado por detectives especializados. Al margen de las hipótesis que se barajan, en el barrio se apilan los reclamos por los “tiros a toda hora” y la violencia que va en aumento.

Justo Lamarque (78) vivía hacía “poco tiempo” -según cuentan en ese sector de Punta Lara- en una casa de 9 y 126.

Allí estaba el sábado alrededor de las 2 de la tarde, junto a una menor de 15 años que, al parecer, se encarga de las tareas de limpieza de la casa, explicaron fuentes oficiales.

De repente apareció un ladrón, con la cara tapada con una capucha. En teoría amenazó a los dos, pero habría tenido un trato diferente con cada uno de ellos: “A la adolescente la encerró en un baño, para quedarse cara a cara con el ex policía”, dijo un jefe de la fuerza, antes de aclarar que sería por esas circunstancias “que la chica no puede dar demasiados detalles de lo que pasó”.

Luego, los agentes reconstruyeron que Lamarque y el delincuente empezaron a insultarse. El más joven de ambos lo atacó con fiereza, a trompadas y con un arma blanca.

El castigo que le infligió lo dejó al borde de la muerte. El asaltante se robó la plata que el jubilado guardaba y otros objetos personales.

Después simplemente se escapó, sin que nadie pueda decir cómo, ni hacia dónde. De hecho, ni siquiera está claro cómo entró a la vivienda. Los voceros tampoco dieron cuenta de cómo hizo la chica para salir de su encierro, aunque habría sido ella la que llamó al 911 para pedir ayuda.

“La Isla”. Con ese nombre algunos vecinos llamaban a esa zona de Punta Lara. El mote obedecía a la calma y el aire de río que todo lo dominaba.

“Pero hace por lo menos cinco años que se fue toda esa paz. Ahora se escuchan tiros todas las noches, andan grupos de chicos que cascotean casas a ver dónde se pueden meter...”, protestó una vecina de Lamarque, que accedió a hablar con EL DIA a cambio de que su nombre no trascienda.

Del ataque al ex policía no hubo nadie que pudiera aclarar algo de lo que pasó. Todos se sorprendieron frente al desfile de patrulleros y la ambulancia de urgencia.

“Lo único cierto que hay acá es la inseguridad que vivimos. Hay un montón de menores que le roban a la gente del barrio”, disparó la mujer. Esos adolescentes de los que ella habla “tal vez sean los que se están buscando por el asalto al jubilado”, soltó un investigador.

La misma vecina apuntó también contra un asentamiento que se erige en dirección opuesta al río. “Cada día hay una casilla nueva. Sabemos de muchos delincuentes que se vienen a refugiar acá”. Mientras esperan mejoras de infraestructura, en el barrio aseguran estar a merced de la delincuencia.