“¡No es mi presidente”, el grito de miles de personas en las calles
| 11 de Noviembre de 2016 | 02:52

Miles de estadounidenses protestan en las calles y en las redes sociales desde el miércoles para dejar claro que no aceptan la victoria de Donald Trump y que ni es ni será su presidente. Las grandes ciudades del país, las universidades y los jóvenes son los protagonistas del movimiento “Not my president” (No mi presidente), un lema que nació como etiqueta en Twitter desde que se conoció el sorprendente resultado electoral en la madrugada del miércoles.
A través de su página en otra red social, Facebook, el movimiento ha convocado una gran protesta frente al Capitolio el día de la investidura de Trump, el próximo 20 de enero. “Únete a nosotros el día de la investidura para hacer oír nuestra voz. Nos negamos a reconocer a Donald Trump como presidente de EE UU y nos negamos a aceptar órdenes de un Gobierno que pone a intolerantes en el poder”, reza la convocatoria.
El “No mi presidente” se ha hecho oír en al menos 25 ciudades, pero especialmente en las grandes urbes y bastiones progresistas de Nueva York, Los Angeles, Oakland, Chicago, Filadelfia, Portland, Atlanta, Boston, Seattle, San Francisco y Washington DC. En la tarde y noche del miércoles se registraron las mayores concentraciones, que en general tuvieron un tono pacífico salvo por algunos incidentes y varias decenas de detenciones.
La mayor tensión se vivió en Oakland (California), donde algunos de los cerca de 7.000 manifestantes lanzaron cócteles molotov y piedras a la policía y prendieron al menos 40 fogatas en una noche que se saldó con tres agentes heridos y 30 arrestos.
En Nueva York, donde ayer siguieron las protestas, se detuvo a 65 personas en las marchas del miércoles, que se congregaron desde lugares como la plaza Union Square o Columbus Circle hasta las cercanías del edificio Trump Tower.
El hecho de que el magnate inmobiliario posea edificios con su nombre en numerosas ciudades del país dio a los manifestantes lugares claros e icónicos de protesta. El último en abrir fue el hotel de Trump en la Avenida Pensilvania de Washington DC, a diez minutos caminando y en la misma avenida de la que será su nueva residencia a partir de enero: la Casa Blanca. Desde la campaña este hotel, ubicado en el edificio de la histórica Oficina Postal de la ciudad, se convirtió en lugar de las protestas contra el magnate, que se extienden al lado norte de la Casa Blanca.
Decenas de personas marcharon y protestaron ayer frente a la mansión presidencial mientras comenzaba la primera visita de Trump al presidente, Barack Obama, y a su futura ciudad tras su victoria. En el tramo de la Avenida Pensilvania del lado norte de la Casa Blanca, epicentro de las protestas públicas en Washington, se reunieron detractores de Trump, contados seguidores, turistas y curiosos. Dos chicas captaron la atención de todas las cámaras exhibiendo su cartel de “Que lo jodan a Trump. #Nomipresidente”, delante del cordón de seguridad y los agentes del Servicio Secreto. “No me representa. Ha alentado la violencia contra mí. Viniendo para aquí un tipo me dijo que me vaya del país. Este país es la única casa que conozco”, cuenta Mobashra Tazamal, que emigró de Pakistán a EE UU a los cinco años. “Soy musulmana, mujer, inmigrante. Donald Trump ha atacado todas mis identidades”, añade la joven activista, de 27 años.
Cerca de ella, discutían un hombre mayor blanco y unas jóvenes afroamericanas: él las conminaba a que acepten a Trump como su presidente como él hizo con Obama, quien no le gustaba en absoluto. Sin embargo, las miles de personas que están saliendo a la calle para gritar “No mi presidente”, como Deborah Klaus, lo tienen claro: “No, no, no. Por encima de mi cadáver. Nunca será mi presidente”.
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