Melania: el sueño americano

Es la tercera esposa de Donald Trump. Nació en Eslovenia, bajo un régimen comunista. Pertenece a una familia de clase media y desde chica soñó con llegar a ser una top model. Lo consiguió y brilló en el mundo de la moda. Se radicó en Nueva York, donde consiguió al magnate que ahora lucha por llegar a la Casa Blanca. Tuvieron un hijo. Historia de una “chica común”

En la ardiente campaña norteamericana, los “cónyuges” juegan su papel. El de Hillary no necesita preentación; fue dos veces presidente de los Estados Unidos y es, aún con sombras y matices, uno de los líderes más populares entre los demócratas. Del lado de Donald Trump, Melania tiene una historia llena de particularidades.

Cuentan que ya de niña, en la ciudad de provincia eslovena donde nació bajo un régimen comunista, Melania Trump tuvo la ilusión de hacer cosas grandes.

Hoy es una ex modelo que luce los atuendos más refinados, una mujer habituada a las capitales y los idiomas europeos, esposa del candidato republicano y madre de un chico de casi diez años.

Melania dijo que los comentarios obscenos de su esposo captados en un audio eran inaceptables pero que no representan al Donald Trump que ella conoce

La vida, sin embargo, no siempre fue tan glamorosa para la tercera esposa de Donald Trump, una mujer de 45 años oriunda de la ciudad industrial Sevnica, donde pasó su infancia en un departamento junto a un río y a fábricas humeantes.

Según una reciente biografía, los residentes de Sevnica recuerdan a Melania Knavs como una muchacha alta, delgada, educada, muy estudiosa y que soñaba con triunfar en el mundo de la moda.

“Creo que Sevnica le quedaba chica”, dijo en una entrevista Marjana Jelancic, una amiga de la infancia. “Desde niña soñó con irse de aquí”.

Por entonces, Eslovenia era parte de Yugoslavia y tenía un gobierno comunista. Era ligeramente más liberal que otras dictaduras de Europa oriental y mantenía lazos con Occidente. Sus ciudadanos podían viajar al exterior.

El padre de Melania, Viktor Knavs, vendía autos. Y su madre, Amalia, trabajaba en una fábrica textil. La familia vivía en un edificio de departamentos de ocho pisos pegado a la escuela primaria donde estudió la hoy esposa de Trump.

Jelanic, quien hoy dirige la escuela, habló ante periodistas norteamericanos y recordó a su amiga como a una “estudiante excelente, muy organizada, disciplinada, de muy buenos modales”.

Melania se interesó en el mundo de la moda desde muy chica, en la primaria, y alguna vez habló de que quería ser diseñadora, según su amiga.

“Hacía cosas nuevas usando ropa vieja”, dijo Jelancic.

Melania comenzó a hacer realidad sus sueños cuando se mudó a Liubliana, la capital eslovena, para ir a la secundaria. Un día el fotógrafo Stane Jerko se topó de casualidad en la calle con esta muchacha de 1.80 metros y ojos azules.

“Me acuerdo todavía lo alta que era y lo lindos que eran su cuerpo y su cabello”, dijo Jerko mientras mostraba fotos de Melania de esa época en blanco y negro. “No sonreía, porque era tímida y estaba asustada, pero la alenté para que viniese al estudio”.

La biografía oficial de Melania dice que comenzó a modelar a los 16 años. Trabajó en Milán, París y otros centros de la moda y aprendió a hablar fluidamente inglés, alemán, francés e italiano, además de esloveno y serbocroata, las lenguas que se hablaban en Yugoslavia.

Se cambió su nombre y pasó a llamarse Melania Knauss, y se radicó en Nueva York en 1996. Dos años después conoció a su futuro marido en una fiesta en Manhattan, en la que Trump, recién separado, le pidió a la modelo, que era 24 años menor, su número de teléfono.

Ella no se lo dio porque Trump estaba con otra mujer esa noche, según cuenta.

Al año siguiente ya eran pareja. Se casaron en enero del 2005 y un año después tuvieron a su hijo Barron. Antes del nacimiento, Melania, con un embarazo avanzado, fue fotografiada por la revista Voge luciendo solo una bikini dorada en la escalera del jet privado de su marido.

Melania trató de pasar inadvertida hasta hace poco. Su primera presentación pública en la campaña presidencial de su marido fue en Myrtle Beach, South Carolina, en noviembre, cuando Trump llamó a su familia al escenario durante un acto.

¿No es el mejor?”, preguntó ella a la multitud en un inglés con mucho acento extranjero. “Será el mejor presidente de la historia. ¡Te quiero!”.

Mientras la gente la ovacionaba, Trump, de 69 años, le dio un beso y se lo escuchó decirle: “Gracias mi amor. Muy bonito”.

En una entrevista Melania dijo que es “impresionante lo que está pasando” con Trump, y agregó que se enamoró de él por su inteligencia.

“Tiene una mente notable, es muy inteligente. Muy encantador. Con mucha energía. Tenemos una gran relación”, sostuvo. “No quiero que cambie nada y él no quiere que yo cambie”.

Cuando se le preguntó sobre los polémicos comentarios de su marido en torno a la inmigración, dijo que Trump “abrió una conversación que nadie” ha querido entablar.

Melania Trump fue acusada de plagiar en la convención republicana el discurso de Michelle Obama durante la nominación de su esposo ocho años antes

Melania destacó que ella misma era una inmigrante, pero que había acatado las leyes de Estados Unidos, adonde vino con una visa de trabajo, para luego conseguir la residencia permanente y posteriormente la ciudadanía.

No todo el mundo en Sevnica se siente emocionado por la posibilidad de que alguien nacida allí pueda ser primera dama de Estados Unidos.

El fotógrafo Jerko, no obstante, opinó que “sería magnífico para Eslovania si llega a ser la primera dama”.

Yo creo que es algo más que la esposa de Donald Trump”, agregó. “Tiene algo especial. Sé que es muy inteligente y astuta”. Muchos creen que su imagen ha ayudado a Trump.

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