Visto y oído - La Provincia
| 12 de Febrero de 2016 | 02:38
Intendentes peronistas, en el sube y baja oficial
La interna peronista está que arde. Y los intendentes bonaerenses juegan fuerte en busca de ganar posiciones de cara a las definiciones que vienen. Lo hacen en medio de una profunda división en la que convive, además de las diferencias políticas, la relación con los gobiernos nacional y provincial. En las últimas horas, por caso, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, recibió y se sacó fotos con los alcaldes de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, y de San Martín, Gabriel Katopodis. Ambos integran el grupo de jefes comunales que se muestran dialoguistas y fueron piezas clave para que la gobernadora María Eugenia Vidal tuviera Presupuesto al presionar sobre los diputados del FpV para que se rebelaran ante la negativa del camporista José Ottavis. En la vereda de enfrente aparecen otros intendentes, que se muestran más distantes de los oficialismo. Una de ellas es Verónica Magario (La Matanza), que salió ayer a denunciar que todas las obras públicas que realizaban las administraciones nacional y provincial es su distrito “están paradas”, quejosa porque Vidal no la recibe. Aún más lejos aparecen los ultra K como Jorge Ferraresi (Avellaneda) o Patricio Mussi (Berazategui), enrolados en un esquema de confrontación directa con los oficialismos.
El intendente le exige resultados a su gabinete
Dicen que el intendente Julio Garro busca resultados de gestión y cansado de los reclamos por las luminarias apagadas, los semáforos que no funcionan y la presencia de la basura en varios barrios de la Ciudad, entre otros temas, como el conflictivo reordenamiento de los cooperativistas, juntó a los funcionarios de todo su gabinete en una sola reunión y, en un tono duro, en medio de advertencias, les exigió “resultados y trabajo permanente”.
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