Niell le hace bien a Gimnasia y Walter Bou tiene al gol de aliado

Por MARTIN MENDINUETA
OPINION

Más allá de todos los problemas, debía ganar. Con muchos pibes subidos a Primera como consecuencia del apuro y la necesidad, el “Lobo” salió a jugar con la premisa fundamental e innegociable de ir para adelante. Y en eso, cumplió. Aún sin poder brindar jamás la sensación de ser un equipo confiable, levantó un cero-uno y luego quebró el dos a dos que para muchos parecía definitivo.

Contémosle las buenas: Hizo tres goles. Ganó los primeros tres puntos. Defendió la localía con vergüenza y esfuerzo. No fue poco. Para quien anda con tantos inconvenientes encima, haber terminado el domingo feliz significó un premio que todavía se saborea sin límites.

Gimnasia es hoy un mosaico de silueta difusa y pobre rendimiento. ¡Y no sólo porque a los más chicos les está costando crecer de golpe! Hay grandes que están en muy bajo nivel. Enrique Bologna, que llegó con gran imagen positiva y altos niveles de aceptación popular, volvió a quedar en deuda. El primer gol de Patronato lo mostró llegando tarde y con las rodillas en el césped al palo que la barrera tampoco cubrió. Después, tapó un mano a mano muy mal resuelto por Lautaro Comas y no tuvo ninguna responsabilidad en el segundo gol de Garrido. Allí fue Lucas Licht, jugador clave de este equipo, quien generó un rebote letal. El “Bochi” está desconocido y eso resta tanto en defensa como en la histórica salida pulcra por la banda izquierda.

Hay más de las malas. Osvaldo Barsottini tampoco está seguro; y la fragilidad se acentúa peligrosamente al observar las dificultades de Mauricio Romero. El refuerzo que llegó para aumentar la solidez de la última línea está claramente un escalón por debajo del resto en rapidez y justeza para cada cruce. Si a esto le sumamos que Alvaro Fernández no sólo no siente el rol de conductor, sino que además tampoco está siendo preciso en entregas de fácil resolución, el panorama, por momentos, se vuelve desolador.

POR ALGO LO QUIEREN TANTO

Las simpatías y los afectos no son casuales en el mundo del fútbol. Los hinchas entregan o restringen su afecto según lo que aprecian en el campo de juego. A Franco Niell no lo quieren por ser un petiso de sonrisa pícara. Lo adoran por aquellos alaridos de leyenda en la milagrosa salvación contra Atlético de Rafaela, y el cariño se ratifica y engorda por actuaciones como la del último domingo.

Niell le hace bien a Gimnasia. Su manera de moverse por todo el frente de ataque lastima al rival tanto como acaricia a cada hincha “tripero” que sufre por la temporaria falta de poderío. Sí, es muy bajito, pero a muchos les gustaría saltar y conectar los centros como lo hace él. El gol que hizo fue especial... Una combinación de plasticidad y enorme valor para poner a su equipo de pie. Transformó un preciso centro de Matías Noble en un tiro bajo de imposible rechazo para Sebastián Bértoli.

También dejó huella con un remate bajo y cruzado, luego de una muy buena habilitación de Erik Ramírez. Pero faltaba otro aporte crucial: coronó su impecable producción sacando el centro a la carrera y con marca que Bou convirtió en el alarido que selló la victoria. Niell, que no jugará por algunas fechas, garantiza que las ilusiones mens sana encuentren siempre una base de optimismo.

BOU ES GOL

La palabra más linda del fútbol tiene tantas letras como su apellido. El hermano tres años menor del gran artillero que hoy disfruta Racing, se cansó de sacudir redes en la reserva del “Yagui” Fernández y hacía bastante que pedía más oportunidades en el equipo principal. Más allá del error del arquero Bértoli, el gol que hizo no fue tan sencillo. Saltó y conectó a tiempo. Podrán faltarle muchas cosas por incorporar y aprender, pero Walter lleva el gol en la sangre. Se le nota.

A Gimnasia todo le cuesta mucho. Tiene un equipo entero sin poder utilizar y muy poquitos que se destacan. Insisto, que haya ganado como lo hizo bien vale la satisfacción que se llevó a casa cada uno de sus hinchas.