Asaltaron cuatro comercios del Centro y en uno le gatillaron a la empleada

La seguidilla ocurrió entre el lunes y ayer. Según las víctimas, la policía “tardó demasiado en llegar”

Cuatro robos en el Centro (dos cometidos por los mismos ladrones) volvieron a sembrar el miedo entre los comerciantes que trabajan en esa zona. Quienes peor la pasaron fueron las mujeres: en uno de los asaltos, encerraron a varias en un baño, y en otro le gatillaron en la cabeza a una chica, sin que la bala saliera, por algún azar desconocido y milagroso.

El más reciente de estos hechos fue en un local de ropa de 49 entre 9 y 10, ayer a las 16. Ahí entraron dos delincuentes con una pistola en la mano, directamente a robar. Según la policía eran menores, pero otras fuentes lo desmintieron.

Andaban a cara destapada y se dedicaron por cinco minutos a llevarse la plata de la recaudación y a robar los elementos personales (billeteras, celulares y documentos) de “cuatro o cinco” clientas.

A ellas y a las empleadas las condujeron por la fuerza al baño, en donde las dejaron encerradas. “Salimos a la calle y no había ni un policía a varias cuadras a la redonda, cuando en general están siempre por acá. Llamamos al 911 y el primer patrullero llegó a los 15 minutos. Pedimos una ambulancia para una mujer que estaba en crisis nerviosa pero al final la cancelamos porque iba a tardar un montón”, contó una de las víctimas.

A pocas cuadras de ahí, en el comienzo de la noche del lunes, un par de asaltantes protagonizó dos robos en dos kioscos que funcionan a 250 metros de distancia. Uno fue en 6 y 47, cerca de las 19.30.

“Uno entró y pidió algo para comprar. Justo entraba un cliente y le apuntaron con un arma. Después, dieron la vuelta al mostrador y me amenazaron a mí. Hicieron rápido, se llevaron la plata de la caja, algo de mercadería y las cosas del chico que había entrado un segundo antes”, relató el empleado al que asaltaron.

Uno de los ladrones intentó encerrarlo en el baño, pero al final se fueron corriendo. Uno de remera blanca y otro más alto, con una campera negra y naranja, siguieron rumbo a plaza Italia, pero pararon para robar en 7 entre 45 y 46.

Allí una chica también sufrió por las amenazas aunque no vio el arma de los asaltantes: “Me pidió la plata y les di todo”. Con el dinero de ese negocio, ambos volvieron a escapar antes de la llegada policial.

el tiro que no salio

Florencia tiene 23 años y trabaja en un kiosco de 3 y 43. A ella le volvieron a robar una vez más el lunes, cerca de las 18, “con la calle llena de gente”, graficó.

Una pareja de clientes le pidió un par de cosas para llevar pero de repente él sacó una pistola. Ella le ordenó quedarse quieta. El se apropió de los tres mil pesos de la caja, que le parecieron pocos, por eso se enfureció, le apoyó el arma en la cabeza y tiró del gatillo. La bala no salió, pero igual le pegaron un culatazo que le lastimó la nuca.

Después, los delincuentes se fueron. Un testigo intentó frenarlos pero hubo para él la misma agresión. “Este fue el quinto robo”, recordó Florencia. ¿Desde que trabaja ahí? “No, solamente en marzo”.

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