¿Cuál es tu estilo?
| 28 de Marzo de 2016 | 02:38

SHABBY CHIC. Creado por la decoradora estadounidense Rachel Ashwell, se inspira en las grandes casas de campo inglesas, donde el color blanco, los muebles antiguos decapados y los tejidos estampados con delicadas flores son los protagonistas.
Es una decoración fina y distinguida, donde las lámparas de cristal sopladas, las cortinas, los edredones, las colchas, los cojines y las toallas, cuajadas de puntillas y bordados artesanales, aportan ese aire romántico.
Las velas, los recipientes de cristal con flores naturales, los candelabros, los revisteros, la porcelana con motivos campestres añaden al estilo “shabby”, también llamado desaliñado, la nota más moderna y elegante.
La esencia de este estilo, donde los colores suaves como el rosa, salmón, ocre, coral o trigo se combinan a la perfección con el blanco, es combinar objetos y mobiliario “vintage” con otros contemporáneos hasta conseguir una atmósfera “chic” y cálida.
KITCH. Se asocia con la decoración alemana que destaca por el dominio del color y de las formas llamativas y originales que se alejen de los cánones decorativos tradicionales y más convencionales.
Tonos como el rosa chicle, el amarillo, el azul añil, el verde manzana o el rojo son los tonos favoritos para conseguir este ambiente tan original como extravagante.
El plástico, el cristal, las pieles sintéticas, el metacrilato o el alambre, son algunos de los materiales que se utilizan para llamar la atención.
RUSTICO. El campo es el gran inspirador. La madera en vigas y pavimentos, la piedra en fachadas, paredes y chimeneas, el hierro en escaleras y rejas y el barro en suelos, son los materiales más importantes del estilo rústico. Los accesorios con sabor a campestre como fruteros de cerámica, canastas de paja, estanterías de madera, bancos largos, sillas de paja y cabeceras de hierro forjado y bronce se ubican perfectamente en el “country”. Los cuadros y las flores se estampan sobre colchas, edredones, almohadones y cortinas. Los colores de la naturaleza como el verde, el amarillo, el azul, el teja y la gama de los ocres dejan sus pigmentos sobre las paredes de los dormitorios, la biblioteca, el salón, los baños y la cocina de las distintas variaciones del rústico.
El agua también es otro ingrediente. Las fuentes con cerámica o adoquines embellecen jardines y patios interiores. Flores y plantas como geranios, hortensias, romero, lavanda y árboles frutales, se encargan de envolver el jardín es esa atmósfera rústica tan anhelada.
ZEN. Tiene su origen en el budismo y posee una filosofía espiritual que busca la armonía y el conocimiento de si mismo a través de la relación con el entorno y el universo, se aleja de la ornamentación excesiva y busca la tranquilidad que requiere el ajetreo de los tiempos modernos.
Este tipo de decoración requiere espacios ordenados, pocos muebles de líneas bajas, simples y rectas, tejidos naturales y tonos tan neutros y suaves como el blanco, el beige, el gris o el ocre. La nota de color llega de la mano de algún objeto decorativo en verde, rojo o “wengue”-marrón chocolate-.
Los materiales más comunes en el estilo Zen son la madera y el bambú para el salón y las habitaciones, mientras que la piedra y pizarra se reserva para los baños y las cocinas. La iluminación debe de ser sutil e indirecta.
Los objetos y adornos suelen recrear las costumbres orientales y forman parte de esta estética el sonido del agua con pequeñas fuentes o cascadas, las velas y el incienso.
MINIMALISTA. Este tipo de decoración, que arranca en Nueva York en los años 60 y alcanza su madurez en los 70, se caracteriza por la simplicidad de sus formas, los espacios abiertos, las líneas puras y los colores neutros. Su lema es “menos es más”.
Los materiales que predominan en este estilo son el vidrio, el cemento pulido, la madera, el acero, la pizarra y piedras porosas.
En cuestión de telas, las más deseadas son el lino, el algodón, el hilo y la arpillera. Se debe de renunciar a los estampados florales, vegetales y geométricos.
Los muebles de líneas rectas y en colores claro otorgan ese ambiente sereno y sobrio que requiere el minimalismo.
COLONIAL. Nació a finales del siglo XIX y principios del siglo XX cuando comenzaron a moverse los primeros cauces de inmigración europea hacia América y Asia, se caracteriza por muebles grandes en maderas autóctonas como la teca.
En el estilo colonial no pueden faltar muebles como las camas con dosel cubierto con delicados tules, baúles, biombos, sillones, mecedoras de mimbre, vitrinas altas para las vajillas, escritorio con cajones, bañeras ovaladas con cuatro patas y alacenas, todos ellos coordinados con rafia y arpillera.
Respecto a los tejidos, el lino y el algodón son los reyes indiscutibles en estos hogares. A la hora de elegir colores se debe barajar la familia de los beiges y los marrones para reservar ese espíritu tan romántico como nostálgico.
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