Venezuela empezó a aplicar el plan de racionamiento eléctrico por 40 días

A las penurias que padecen los venezolanos por la desbordada inflación, la escasez de alimentos y la creciente delincuencia se ha sumado otra: el racionamiento eléctrico. En la mayor parte de Venezuela, con excepción de la capital y otros cuatro estados, se comenzó a aplicar ayer un plan de cortes de cuatro horas diarias por 40 días para hacer frente a la sequía en el embalse que alimenta el mayor complejo eléctrico del país.

Para muchos venezolanos el “plan de administración de cargas” no representa ninguna novedad debido a que desde hace varias semanas enfrentan apagones frecuentes que las autoridades atribuyen a fallas puntuales en las instalaciones, pero que según los analistas responden a racionamientos no oficializados. Los habitantes de la humilde barriada de El Calvario en el municipio de El Hatillo, a las afueras de Caracas, decidieron el sábado cerrar con vehículos, motos y bolsas de basura todas las vías de acceso al lugar en protesta por un apagón de casi 29 horas.

La semana pasada, el presidente Nicolás Maduro pidió a los habitantes que colaboren en el racionamiento de energía para retardar el descenso del nivel de agua del embalse del Guri, que alimenta el mayor complejo hidroeléctrico del país y atiende cerca de 60% del consumo nacional.

MEDIDAS RESTRICTIVAS

Desde febrero el gobierno impuso racionamientos en los centros comerciales, redujo las horas de trabajo en el sector público y declaró no laborables algunos días de marzo y abril para ahorrar energía eléctrica. Asimismo decidió adelantar 30 minutos el huso horario a partir de mayo para bajar el consumo eléctrico.

Analistas y opositores estiman que las medidas fueron insuficientes porque continuó el descenso del nivel del agua del Guri, que se vio afectado por el fenómeno de El Niño, y persisten los problemas de generación eléctrica que atribuyen a un importante déficit en el sistema termoeléctrico, que estiman opera a 30% de su capacidad.

El nivel de agua del embalse alcanzó la semana pasada 242,07 metros sobre el nivel del mar y se ubicó a dos metros de lo que es considerada la cota de riesgo. Víctor Poleo, profesor de posgrado de la Universidad Central de Venezuela y ex viceministro de Energía y Minas, explicó que de acuerdo con las recomendaciones de los ingenieros del Guri operar bajo esa cota representa un riesgo porque se pueden crear “efectos de vibraciones mecánicas en las máquinas” que podrían dañar las unidades, por lo que se ordenó paralizar varias de ellas.

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