Una mayor conciencia educativa para combatir el vandalismo en la Ciudad

Más allá de las necesarias y continuas tareas de mantenimiento que la Ciudad debe realizar para la puesta en valor y recuperación de los monumentos –tal como ahora está ocurriendo con las distintas figuras escultóricas existentes en el paseo del Bosque- corresponde asimismo reclamar que las autoridades promuevan intensas campañas educativas destinadas a combatir y erradicar el fenómeno del vandalismo, tan lamentablemente extendido como dañino.

Sin perjuicio de ello, se vienen desarrollando algunos operativos que merecen mención. Según se informó ahora, los trabajos de limpieza y restauración que realiza personal de Espacios Públicos y Gestión Ambiental de la Comuna comprendieron primero a la tradicional Gruta del Bosque para seguir luego con los monumentos que rodean al lago, encontrándose en la etapa final las figuras escultóricas de Francisco López Merino, Roberto Themis Speroni y el de Carlos Gardel.

Similares tareas se realizaron sobre el conjunto denominado “Los cinco sabios”, sometido durante largo tiempo a una serie de ataques vandálicos y a los desgastes propios de las inclemencias climáticas y al simple paso del tiempo. En la recuperación de esa instalación se incluyeron trabajos de limpieza perimetral, reconstrucción de las paredes y se consolidaron distintas piezas que forman el rostro de Almafuerte, Vucetich, Spegazzini, Korn y Ameghino.

Sin embargo, tal como se ha dicho, más allá de encomiar estas y otras medidas que la administración municipal debiera aplicar, lo que prioritariamente debiera incrementarse es la cantidad de personas que sepan valorar y respetar los bienes que son públicos.

Son por demás conocidos los ataques que suelen perpetrarse contra instalaciones eléctricas en las plazas, generándose gravísimos riesgos para las personas de toda edad que acuden a esos paseos en busca de esparcimiento.

Es también frecuente que sean literalmente destruidas las columnas de alumbrado, desactivándose el funcionamiento al desconectar fusibles y cables y dejando sin luz el lugar. Lo cierto es que el vandalismo rompe o arruina con grafitis no sólo monumentos, sino cestos de basura, conjuntos de juegos infantiles o distintas instalaciones de servicios.

No alcanza entonces sólo una fórmula de meras restauraciones o reposiciones que, lamentablemente, a poco de ser concretadas sobre distintos lugares públicos, éstos vuelven a ser víctimas de actos irracionales.

La realidad viene demostrando que el patrimonio urbano es víctima constante de todo tipo de ataques. Como se ha dicho insistentemente en esta columna, lo cierto es que las plazas y paseos públicos de nuestra región -así como los monumentos y otros bienes culturales que hay en muchos de esos predios- no pueden quedar expuestos al maltrato y a los eventuales riesgos y daños que causan los actos vandálicos y la propia inseguridad.

Todo indica que podría resultar extremadamente positivo una tarea educativa conjunta, encarada por las autoridades municipales del área en comunión con el sistema educativo –en todos los niveles, incluido el universitario- y con el concurso de asociaciones de padres, destinada a inculcar en la población joven una cultura valorativa de los bienes públicos, inculcándose en niños y jóvenes principios de respeto que hacen a la mejor convivencia social.

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