Celulares retro: ahora se usan para evitar adicción
| 18 de Mayo de 2016 | 03:07

Ya sea porque algunos lo consideran una alternativa contra la adicción que generan las pantallas o porque lo “vintage” en el mercado tecnológico es una moda que siempre vuelve, lo cierto es que cada vez son más los que creen que los celulares con tapita, lejos de ser reliquias del pasado, podrían tener un nuevo y esplendoroso resurgir en los días por delante. ¿Es así?
Lo que en principio parece una idea con aires retro, de un tiempo a esta parte se volvió una fuerte tendencia que tiene a los principales gurúes empresariales como principales protagonistas. El empresario Danny Groner, gerente de la empresa de fotos Shutterstock, o los magnates Warren Buffett y Stephen Schwarzman, por caso, son sólo algunos de los ejemplos de hombres de negocios famosos cuya única conexión móvil con el mundo es un viejo teléfono plegable o con tapa, que usan sólo para llamadas y mensajes de texto.
El propio Grones fundamenta la tendencia: “Me preocupa que pueda ‘quemarme’ -dice-. Me paso 13 o 14 horas al día frente a una pantalla. Eso es suficiente. No tienen que ser 17 horas”.
A pesar de su entusiasmo por los móviles retro, admite que no todos pueden deshacerse de los smartphones: “Si todo el mundo fuera como yo, no se terminaría ningún trabajo”, dijo, a pesar de que considera que evitar un smartphone lo hace a uno “un mejor trabajador”.
Los gurúes empresariales no son los únicos que lo creen. La profesora de psicología Holly Parker, por caso, de la Universidad de Harvard, señaló que el uso de los teléfonos plegables podría ayudar a la gente a definir la línea entre el trabajo y el hogar. “La gente no tiene por qué elegir entre trabajar también en casa o no hacerlo”, explicó, y sugirió que las empresas se benefician de una mayor productividad si permiten que los empleados tengan tiempo para recuperarse del trabajo.
“El aumento en el uso de los teléfonos plegables es una reacción a la sensación de que uno está subordinado a los teléfonos inteligentes. La adopción de un teléfono plegable es una declaración audaz de que uno tiene el control”, opina el abogado y especialista en ética de la tecnología David Ryan Polgar. Sin embargo, cree que hay mejores maneras de mostrar que uno ha logrado el control sobre la tecnología: simplemente no tener un smartphone cerca todo el tiempo.
“Tanto una persona conocedora de la tecnología que usa un teléfono plegable como una persona que elige conscientemente no tener un teléfono inteligente proyectan poder y libertad. Es símbolo de estatus”, consideró.
Sea cuestión de status o no, lo real y concreto es que cada vez son más los altos ejecutivos de empresa que recurren a los viejos telefonitos con tapa para que no quedar atrapados en las nuevas y adictivas redes de las tecnologías más recientes. Otro ejemplo de esto es el de Ellyn Shook, directora de recursos humanos de la firma global de consultoría Accenture, quien también decidió por la tecnología más antigua para su propia vida. Después de fracasar en su intento de prohibirse utilizar su iPhone en la cama, a principios del verano pasado se compró un teléfono plegable. No iba a ser un reemplazo permanente para su smartphone, sino un sustituto cuando necesitara desconectarse del trabajo. Como resultado de su paso atrás en el tiempo al utilizar una tecnología más antigua, fue capaz de pasar fines de semana en la playa sin revisar su teléfono, según contó.
En cuanto a Groner, asegura que no se pasará a un smartphone. “La gente me dice que podría dejarlo en el bolsillo y no encenderlo. Pero no me fío de mí mismo”, confesó. “Si lo tuviera, terminaría tan adicto como el resto”.
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