El consumo privado sigue sin recuperarse

Hay coincidencia en que se encuentra en niveles muy bajos y afecta la marcha de la economía

Hay coincidencias en que el consumo sigue sin recuperarse, generando luces rojas tanto en los despachos oficiales como entre empresarios y analistas económicos. Según los datos de distintos segmentos, la caída en las ventas aún no encuentra un piso y afecta a la economía en general.

Las ventas en shoppings registraron una baja real de 8,9% interanual en marzo, mientras que en los supermercados la caída fue de 7,4% interanual. En la misma sintonía, los datos relevados por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reflejaron una disminución en el volumen de ventas durante marzo (5,8%) que se profundizó en abril (6,6%), alcanzando el cuarto retroceso en fila. En tanto, el mercado automotriz muestra cierta heterogeneidad.

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Si bien las operaciones en el segmento de vehículos usados se movió en línea con el resto de los indicadores de consumo, las modificaciones impositivas y las promociones ofrecidas desde las principales fábricas impulsaron los patentamientos de 0 Km por tercera vez en el año (con una suba del 13,8% interanual), acumulando una recuperación de 4,8% en el primer cuatrimestre.

Según un estudio de la consultora Management & Fit, la pobre performance del consumo encuentra explicación en el deterioro de sus determinantes. En primer lugar, se verifica una caída en el poder adquisitivo de los hogares debido a la aceleración inflacionaria y a cierto retraso en el cierre de las paritarias.

El efecto “precios nuevos frente a salarios viejos” se ve potenciado por problemas de empleo. Sin llegar a un punto crítico, la situación laboral registra problemas en el ámbito público, en el segmento informal y en algunas actividades puntuales del sector privado, tanto debido al bajón económico como al contexto externo y a decisiones políticas de encarrilar las finanzas del Estado en todos sus niveles.

Los demás determinantes tampoco ayudan. Por un lado, la política monetaria mantiene un sesgo contractivo que encarece el financiamiento e impide sostener patrones de consumo mediante el apalancamiento. Asimismo, el incremento en el costo de oportunidad del gasto incentiva a reducir el consumo en hogares de mayores ingresos.

Estos efectos comienzan a percibirse en la dinámica de créditos (suba del 34% interanual en abril) y depósitos (con alzas del 41% interanual). Por otro lado, se registra cierto deterioro de las expectativas, tanto en el Índice de Confianza del Consumidor de la Universidad Torcuato Di Tella como en encuestas de la propia consultora.

El resultado es una mayor cautela al momento de tomar decisiones de gasto, en un marco de incertidumbre respecto a la evolución de los ingresos familiares. Pese a todo, en los próximos meses el panorama podría revertirse parcialmente. En las últimas semanas comenzaron a cerrar el grueso de las negociaciones salariales. Si bien hay heterogeneidad entre sectores, los aumentos promedian un 33% para los acuerdos anuales y un 20% para aquellos semestrales , lo que podría marcar el fin de la baja.

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