“Mi hijo es gay”

Desde la sanción de leyes como la de identidad de género o de matrimonio igualitario, las orientaciones sexuales diferentes son tomadas con mayor naturalidad por la sociedad. Sin embargo, se sostiene que no ocurriría lo mismo con las familias involucradas

Pese a la creación de las leyes de Identidad de Género y Matrimonio Igualitario, pese a que hay áreas gubernamentales que trabajan por el respeto a la diversidad, pese a que otras formas de sexualidad son recibidas ahora con más naturalidad y la discriminación comienza a quedar atrás a nivel social, “salir del closet” todavía pareciera ser un problema que afecta íntimamente a muchas familias. Y lo que socialmente ya pareciera estar aceptado y superado, no lo es tanto a nivel familiar.

“Actualmente, hasta la ciencia da una definición positiva de la homosexualidad, como una variante sexual normal -sostiene la psicóloga Claudia Fermanelli- pero aún así, a las familias les cuesta admitir que un hijo, tanto sea varón como mujer, sea homosexual. Por ello, es importante insistir en la necesidad de que los padres y hermanos de una persona que haya realizado una elección sexual diferente, puedan comprender qué es la homosexualidad, y que sepan cómo enfrentar la noticia de que un hijo es homosexual, para que sea lo menos traumático y conflictivo posible y, principalmente, para que el joven o la joven no sufran injustamente por la intolerancia de su familia”.

En 2010 se sancionó en Argentina la ley de Matrimonio Igualitario, y posteriormente la de Identidad de Género. Pero también en los últimos años, se crearon áreas gubernamentales para impulsar el respeto a los derechos de los colectivos LGBT.

Una de esas áreas es la dirección de Diversidad de la provincia de Neuquén, a donde días atrás llegó un joven de 16 años proveniente de Cutral Co, llamado Imanol, hijo de padres separados, quien había sido echado de la casa de su madre y rechazado por su padre tras comunicarles que era homosexual.

“La madre sabía hace más de un año que su hijo era gay, y lo echó por segunda vez. El chico fue a buscar a su padre, y este tampoco lo aceptó. Quien sí lo recibió y acompañó fue una tía, que lo llevó a la dirección de Diversidad de la provincia”, contó Adrián Urrutia, titular de esa repartición.

Además de darle contención desde lo personal, la dirección de Diversidad le brindó asesoramiento legal: ante el juzgado de Cutral Co se hicieron los trámites necesarios para que siga recibiendo la mensualidad del padre, y también para resguardar a la tía, quien se había hecho cargo de un menor de edad.

“A las familias les cuesta admitir que un hijo, tanto sea varón como mujer, sea homosexual. Por ello, es importante insistir en la necesidad de que los padres y hermanos de una persona que haya realizado esta elección, puedan comprender qué es la homosexualidad”

Además, se tramitó ante el ministerio provincial de Educación una beca extraordinaria para que el adolescente pudiera seguir estudiando.

“El joven no tiene contacto con los padres y no quiso participar de una mediación comunitaria. Argumentó que se sintió humillado. El rechazo de los padres es muy fuerte para un adolescente, puede entrar en un pozo depresivo. En Neuquén hemos tenido incluso casos de suicidio”, señaló Urrutia, quien acerca de los motivos del rechazo de los padres, afirmó que “se debe principalmente a los prejuicios basados en información falsa”.

Cabe destacar que cuando Imanol habló con su madre para reconocer su condición sexual, ya se habían sancionado las leyes de Matrimonio igualitario e Identidad de género.

“NO NOS EDUCARON PARA TENER HIJOS GAY”

“Sigue siendo un problema decirlo, no nos educaron para tener hijos gays, lesbianas o trans, y aún hay situaciones en que los padres someten a sus hijos a tratamientos o terapias porque creen que tienen una enfermedad que se puede corregir”, señala Esteban Paulón, presidente de la Federación Argentina LGBT.

“Y en el intento de modificar la orientación sexual de los hijos -agregó- hay incluso situaciones de violencia, y así la familia, que debería ser un lugar de contención en situaciones de discriminación, se convierte en el primer lugar de exclusión”.

Para Paulón, es todavía más difícil cuando el tema lo plantean las mujeres.

“Para ellas -apunta- salir del closet es aún más difícil, y tal vez esto se deba a que son parte de un colectivo minoritario. Hay chicas que a los 13 o 14 años se van de la casa, se desconectan del proceso educativo y su familia de origen reniega de ellas. Es un prejuicio que se retroalimenta por una realidad de exclusión social. Por eso creemos que el Estado debe llegar en una etapa temprana, para evitar la exclusión, trabajar con el entorno, sostener el vínculo familiar y el proceso educativo, lo que hace posible desarrollar un proyecto de vida”.

LAS RESPUESTAS DE LOS PADRES

“Cuando un hijo decide comunicar a sus padres que es homosexual -señala la psicóloga y sexóloga Claudia Fermanelli- suelen presentarse diversos tipos de respuestas, pero entre ellas hay dos típicas. Existen las familias que dicen haber sabido desde siempre que su hijo era homosexual, o haberlo sospechado, pero que nunca hablaron del tema, y que reaccionan bruscamente una vez que se hace explícito esa especie de secreto de familia, que era que un hijo tenga una inclinación sexual diferente a la esperada según su sexo biológico. Estas familias suelen ser muy conflictivas y no suelen resolver, por sí solas, favorablemente esta situación”.

“Otras familias, en cambio -añade Fermanelli- nunca pensaron que su hijo tuviera inclinaciones homosexuales, e incluso creían que era heterosexual según su manera de relacionarse hasta el momento. En estos casos, en el instante en que un hijo les comunica que es homosexual, atraviesan un proceso con diferentes fases: entran en shock y no pueden reaccionar, para inmediatamente después negar la situación, luego enfadarse, posteriormente angustiarse, hasta finalmente aceptarla. Si es una familia bien estructurada y con miembros sin conflictos profundos a nivel personal, terminará elaborando la situación que se presentó como crítica y aceptará a su hijo homosexual con total normalidad”.

En cuanto al proceso por el que atraviesa quien debe comunicar su condición sexual diferente, la especialista señala que “esto no se da sin complicaciones para el chico o chica. En primer lugar, le perturba no responder a los designios culturales para su sexo biológico, es decir, la atracción por el sexo contrario y la reproducción; y por otro, enfrentarse a su familia y poder comunicárselo, previendo que esperaban otro futuro para él. Y en lo que hace a los padres, deben comprender que su hijo como persona no cambiará, y que su relación parental podrá seguir siendo la misma más allá de la intimidad sexual del hijo”.

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