La cancha, todo un desafío

Mañana a las 20:30, cuando el chileno Julio Bascuñán toque su silbato e inicie el clásico entre Argentina y Uruguay en el camino hacia Rusia 2018, habrá llegado la “hora cero” para el estadio Malvinas Argentinas.

Habrán culminado así más de tres meses de intenso trabajo a cargo de Fabián Vargas, responsable de infraestructura de ese escenario mendocino que marcará el debut de Edgardo Bauza como entrenador del conjunto albiceleste y ratificará la continuidad de su capitán, Lionel Messi.

Será allí cuando Vargas y su equipo, compuesto por cuatro hombres, podrán respirar aliviados al entregarle a los futbolistas argentinos y uruguayos, muchos de ellos figuras del fútbol mundial, un campo de juego que, a un día del encuentro, luce en perfecto estado,.

“El terreno está en condiciones, podría disputarse el partido en media hora”, afirmó ayer Vargas, mientras comenzaban a tirar las cintas para demarcar las líneas de la mitad de la cancha, otros empezaban a emparejar el césped y un grupo, en la platea descubierta, acondicionaba algunas de las 3.000 butacas nuevas que se instalaron para este partido.

El responsable de que seguramente Messi y compañía tengan un campo de juego acorde a sus necesidades hablaba pausado, con la serenidad de quien sabe que los tiempos no lo apremian. Y el semblante de quienes ejecutaban las tareas, ratificaba su postura.

“El campo terminó en buenas condiciones después del partido con Godoy Cruz (el viernes ante Huracán). Se trabajó en la puesta a punto desde el sábado por el daño lógico de un partido”, señaló Vargas.

El estado del Mario Alberto Kempes donde Argentina le ganó a Bolivia, con una cancha que no estuvo óptima, quedó atrás. Bauza intentará debutar con el pie derecho en una césped acorde.

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