Viringo, la mascota perfecta

Terapéutico, antialérgico, excelente guardián y extremadamente cariñoso con sus amos. Así es el perro sin pelo de Perú, también llamado Viringo, una raza que pervive tal como la creó la naturaleza hace más de 2000 años. Al tratarse de un perro completamente lampiño, no desprende pelos, no tiene pulgas, no huele como otras mascotas de su especie y se adapta bien a la vida en el hogar.

Los dueños de estos animales aseguran que son un vicio y casi todos acaban teniendo hasta una decena de ejemplares. “No requieren grandes cuidados y son tan fáciles de mantener que es muy raro encontrar a alguien que tenga un solo perro de esta raza”, destaca Claudia Gálvez, presidenta de la Asociación de amigos de los perros sin pelo del Perú, quien convive con una familia de ocho Viringos al completo, de cinco generaciones en total.

Pero no sólo son limpios y prácticos para tenerlos en casa por su falta de pelo, sino que su piel caliente (40 grados) los hace muy recomendables para aquellos afectados de reuma, artritis o cualquier otro problema inflamatorio que requiera calor, ya que estas mascotas funcionan como una bolsa de agua caliente, afirman los dueños.

Además, su calvicie los hace idóneos para alérgicos y asmáticos, como es el caso de Gálvez que adquirió su primer perro “calato” (desnudo) porque ella y su hijo padecen asma.

CARACTERISTICAS

El Viringo está registrado en el grupo 5 de perros tipo “spitz” y primitivo; su piel puede ser de diversos colores (marrón, negro, o rosado) y cambiar, ya que se broncean con el sol y pueden tener manchas como los Dálmatas.

Existen tres tamaños -grandes, medianos y pequeños- y los ejemplares de mayor tamaño de la especie pueden llegar a medir unos 65 centímetros y pesar 25 kilos, con la característica de que las hembras tienen el cuerpo más largo que los machos.

Sus largas patas, nariz puntiaguda y orejas peladas les hace tener el aspecto de un peculiar cervatillo, pero con una piel tan suave y cálida que recuerda al tacto de una bolsa llena de agua caliente.

La ausencia de pelaje en esta raza se debe al “síndrome de hipoplasia ectodérmica”, que a su vez provoca alopecia y otros detalles como la falta de premolares, la pérdida temprana de algunas piezas dentales o la fragilidad en las uñas.

“Es un síndrome que surgió de forma espontánea en la naturaleza, no por manipulaciones genéticas realizadas por el hombre, y por eso es una raza primitiva y nativa que todos debemos proteger”, resalta la veterinaria Yuliana Apercan.

De hecho, tras siglos de indiferencia y marginación, esta raza fue nombrada Patrimonio Nacional de Perú en 2001 y nominada oficialmente como Perro sin pelo de Perú, ya que los primeros ejemplares registrados de la especie se hallaron en este país andino.

Los dueños de estas mascotas aseguran que son perros “amorosos, entusiastas, juguetones y muy inteligentes”. Además, “viven enamorados de su dueño”, asegura Claudia Gálvez.

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