Novela romántica: un fenómeno que también atrapa a los hombres

Dirigido al universo femenino, las grandes referentes del boom reconocen ser subestimadas por el mundo literario pero, a la vez, contar cada vez con más lectores

Ambientadas en su mayoría en pueblos del interior bonaerense o en tiempos donde la patria recién daba sus primeros pasos, con heroínas atravesadas por un amor que parece imposible y sociedades donde la injusticia toma las formas de un personaje, las novelas románticas o “rosas” son desde hace tiempo un verdadero boom en el mapa editorial argentino y, si bien el fenómeno parece dirigido con exclusividad al universo femenino, las principales referentes del género admiten que, al menos de un tiempo a esta parte, cuentan cada vez con más lectores varones.

“Es un fenómeno que sale a la luz ahora -apunta Gloria Casañas, autora de La salvaje de Boston y una de las referentes del género-, pero en realidad el público lector estuvo siempre, acaso de un modo invisible. En realidad lo que se está viviendo es un gran reconocimiento de la existencia de este género”.

Las lectoras, en su mayoría mujeres que rondan los cuarenta, se van sumando a este boom de libros que parecen eternos por su cantidad de hojas, lleno de ribetes y relatos paralelos que dan pie para nuevos libros con los mismos personajes y diferentes tramas marcadas por el amor y la pasión.

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Según datos proporcionados por distintas editoriales locales, en los últimos dos años la novela romántica creció entre 20 y 30 por ciento en nuestro país, y cada vez son más quienes admiten que, aunque tal vez de manera encubierta, el número de lectores varones también viene en aumento. “De cada cien mujeres solo tengo un lector varón”, dice la escritora Florencia Bonelli, aunque Casañas asegura que a ellos “también los enganchó el romance. Sé que muchos hombres nos leen pero no dicen nada”.

Además de Bonelli o Casañas, entre las mayores referentes argentinas aparecen también Gabriela Exilart, Graciela Ramos o Fernanda Pérez, entre muchas otras, quienes defienden a capa y espada el género y, según admiten, luchan contra prejuicios surgidos del propio mundo literario. “Nos tildan como autoras de ‘novelas rosas’ -apunta Casañas-. Está la novela negra, también. Que le pongan el color que quieran. Lo importante es lo que contamos. Ese calificativo comenzó con alguien que denominó ‘rosa’ a pequeñas novelas que se vendían hace muchos años en los puestos de diario”. Para Exilart, en tanto, “Nuestras novelas tienen más de drama que de rosa. Ramos, por ejemplo, en su último libro ( Los amantes de San Telmo ) incluyó a un enano con todos sus dramas en una sociedad que lo defenestraba y sin embargo pudo enamorar a la protagonista”.

Atrapadas por la escritura desde hace diez años, estas mujeres que ejercieron distintas profesiones -Ramos es licenciada en Gestión Gerencial; Pérez, periodista; Casañas y Exilart, abogadas, y Bonelli contadora- aseguran que por nada del mundo volverían a sus antiguos trabajos encerradas en una oficina sin poder volcar sus historias en papel.

Una de las principales referentes del boom a nivel local es sin duda Bonelli, quien supo conquistar el corazón de sus seguidoras con Marlene , Bodas de odio , Lo que dicen tus ojos , Indias blancas y la llamada trilogía del Perdón; Casañas descolló con “Alas de seducción”, “La maestra de la Laguna” y “Por el sendero de las lágrimas”; Ramos logró trascender con La Capitana , Lágrimas de Revolución y Malón ; Exilart con Pinceladas de azabache y Por la sangre derramada ; mientras que Pérez ingresó al género con Las maldecidas y Los paraísos perdidos.

Ahora bien, ¿escriben sólo para las mujeres? “No lo creo”, opina Casañas, quien va más allá y se anima a especular que muchos hombres leen y se interesan por el género pero “lo ocultan” por una cuestión de pudor o, sencillamente, porque las historias de amor siempre están vinculadas al universo femenino.

“Una gran historia de amor es lo que todo el mundo desea -plantea sin embargo Bonelli-. A mí me dicen: tus novelas son muy lindas pero ese amor no existe. Y yo les contesto: a vos no te pasó. Tengo a mis padres que hace 60 años que están juntos, y no pueden vivir el uno sin el otro”.

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