Con un leve repunte, San Bernardo apuesta a que esta segunda quincena resulte mejor

Tras el arribo de más turistas en los últimos días, se renuevan las expectativas de que mejore un verano hasta ahora “tibio”

Especial para EL DIA
RICARDO CASTELLANI
FOTOS: ROBERTO ACOSTA

 

San Bernardo tuvo ayer la primera jornada clara de playa en varios días. Con una temperatura que rondó los 30º y un cielo sin nubes hasta bien entrada la tarde, las familias y grupos de veraneantes se lanzaron desde temprano a disfrutar del mar, y la playa volvió a verse colmada como en las mejores temporadas, aunque ésta ciertamente no lo es. Así lo reconocen comerciantes y empresarios locales que esperan que la segunda quincena que acaba de arrancar resulte mejor.

Con su público tradicional, conformado mayormente por familias con niños pequeños y grupos de adolescentes que hacen sus primeras vacaciones solos, San Bernardo tuvo como la mayoría de los balnearios de la costa bonaerense una primera quincena más bien tibia: de hecho, los comerciantes locales calculan que en el arranque del año apenas se habría alcanzado poco más de un 50% de ocupación.

El panorama cambia significativamente los fines de semanas cuando, por la tendencia cada vez más común a tomarse “microvacaciones” de dos o tres días, las playas y calles del centro reviven por la mayor presencia de turistas. Tan marcada resulta este año la fluctuación que al llegar el lunes la avenida San Bernardo deja de hacerse peatonal.

La presencia de gente también fluctúa mucho entre la noche y el día. Por ser San Bernardo la única localidad balnearia con boliches nocturnos entre Santa Teresita y Pinamar, al caer el sol cientos de adolescentes y jóvenes que veranean en playas vecinas colman los micros que hacen el recorrido interbalnearios para asistir a alguna de sus cuatro discotecas: “Sanber chico”, “Sanber Extremo”, “Marena” y “Privilege”.

La fuerte presencia nocturna ha llevado a las autoridades municipales a reforzar los operativos de control. Cada madrugada, a la hora de salida de los boliches, se realizan controles de alcoholemia en la avenida costanera y alrededor de la plaza de los artesanos, donde las habituales discusiones entre automovilistas excedidos e inspectores de tránsito constituyen un espectáculo gratis que muchos curiosos se juntan a ver.

Si bien los comerciantes se quejan de que este año la gente “gasta poco y nada”, en las playa se advierte un interesante consumo de comida y productos de venta informal. En los puestos de los balnearios los precios son relativamente accesibles: un vaso de licuado de medio litro sale $ 50; una docena de churros, $ 40; un choclo, $ 35; una docena de donas, $ 80; y un menú “ejecutivo” se cobra alrededor de $ 150.

Entre el picadito, la paleta y el torneo de tejo, circula este año gran cantidad de vendedores ambulantes: desde los tradicionales carritos con pareos, vinchas y hebillas hasta africanos que ofrecen relojes y gafas para el sol. Entre la multitud de los que circulan por la playa voceando sus productos, un personaje curioso es el vendedor de agua caliente para el mate, que va de balneario en balneario arrastrando un carrito provisto con una olla y una garrafa, y cobra 15 pesos por llenar el termo.

Con la llegada de los turistas de la segunda quincena, que suele ser más abundante que la primera, en San Bernardo muchos apuntan que la temporada repunte un poco. El tiempo dirá.

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