Final de un ciclo para un grupo que lo dio todo

Por GUILO GALLO (*)
OPINION

Eran muchas las expectativas. El objetivo: pasar de ronda. Llegar a los octavos de final del Mundial de Handball 2017 que se disputa en Francia. Demostrar que estábamos para cambiar golpe por golpe con la elite del handball. Afianzarnos como equipo y consolidar a las individualidades. Teníamos el plus que volvía nuestro as de espadas Diego Simonet -sin dudas a nuestro mejor valor se lo llegó a arropar con el mote del “Messi del handball”- que por una lesión no había podido estar en los Juegos Olímpicos de Río. El grupo estaba en el momento justo para dar el gran salto. Para confirmar por qué se los conoce como “Gladiadores”.

Nada. Pero nada de eso se dio. Las ilusiones se fueron apagando partido a partido. Primero nos golpearon Dinamarca y Suecia. Algo lógico, pero no por tanta diferencia. Sirvió para mostrarnos que nuestro “Messi”, después de la lesión no era ni por asomo el jugador desequilibrante que lo llevó a brillar en Francia. Era uno más. Quedaba la esperanza que ante los equipos más débiles del grupo sacáramos resultados positivos. Pero no fue así.

Había que ganarle a Qatar, ya sin sus figuras foráneas, pero en el peor primer tiempo de un equipo de handball argentino, solamente hizo dos goles en treinta minutos de juego, mostrando un anémico juego ofensivo sin punto de comparación.

De nada valió el arresto final que sólo sirvió para decorar una dolorosa derrota. Quedaba la última oportunidad, ganarle a Egipto por más de seis goles. Milagros no existen y siempre fuimos abajo en el marcador. Otra derrota y final para las ilusiones de clasificación.

Los Gladiadores volverán a jugar mañana a las 12 en Brest una de las semifinales de la Copa Presidente ante el quinto clasificado del Grupo C: Arabia Saudita

Ayer le ganamos al peor equipo de todo el torneo, Bahrein, como para retemplar el ánimo para pelear por la Copa Presidente, y en el mejor de las casos clasificarnos en el puesto 17. Mañana tendremos que jugar con Arabia Saudita.

No clasificamos en las Olimpiadas. Ahora en el Mundial tampoco. A todas luces se ve que el grupo está desgastado. Mal en lo individual peor en lo colectivo, tanto en defensa como en ataque. Ya no se sabe si el técnico Dady Gallardo falló o fallaron los ejecutantes. Lo cierto es que es el final de un ciclo que tuvo demostraciones épicas ante las grandes selecciones, incluso tirunfos sobre nuestro eterno rival: Brasil. Pero todo eso parece acabado.

El equipo, fundamentalmente, perdió la confianza y sin confianza en el equipo y sus compañeros poco puede hacerse.

Sin sorpresas en ataque, falto de ritmo y dinamismo, a lo que se sumó una defensa anémica, nada se puede hacer en este deporte cada vez más dominado por el vértigo.

PARA RESCATAR PARA LO VENIDERO

Inmenso el golero Matías Schulz, enfrentando a jugadores que les llegaban solos. Bien el goleador Federico Fernández -otro que estuvo en su nivel- y también Federico Vieyra, algo ciclotímico, cuando anda derecho “te parte el arco” pero cuando decae pasa desapercibido. Desconocidos Federico Pizarro y los tres Simonet, que no estuvieron en su verdadero nivel. Y el resto acompañó. Excepto Lucas Moscariello, demostrando que tiene pasta de Gladiador.

Final anunciado de un ciclo que comenzó a hacer agua durante los Juegos Olímpicos y que ahora se hundió. Llegó el momento de hacer una profunda autocrítica y enderezar el rumbo del barco.

 

(*) Ex jugador de handball de Estudiantes .

Arabia Saudita
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Dady Gallardo
Diego Simonet
Federico Fernández
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Guilo Gallo
Matías Schulz
PARA RESCATAR PARA LO VENIDERO

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