Desilusión entre los separatistas, que pasaron de la euforia al silencio

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Desde la Generalitat (gobierno catalán), la ANC (Asamblea Nacional Catalana) y Omnium (entidad cultural sin fines de lucro que promueve el uso del catalán) les habían lanzado tantas promesas, que los simpatizantes del separatismo recibieron ayer un tremendo balde de agua fría que no esperaban.

Fueron apenas 30 segundos, poco menos de un minuto. El tiempo que pasó entre el anuncio de Carles Puigdemont de que asumía el mandato del referendo del 1 de octubre para declarar la independencia y la oficialización de retrasar la misma sin plazo.

Y en el Parque de la Ciudadela, en Barcelona, donde se concentraron los simpatizantes independentistas, se pasó de la euforia desmedida a la absoluta desolación.

Las casi 30.000 personas concentradas cerca del Parlamento catalán estallaron de alegría cuando el presidente de la Generalitat asumió que Cataluña sea independiente, pero este júbilo se transformó en silencio y silbidos cuando el jefe del Ejecutivo catalán dijo que quedaba en suspenso, a la espera de iniciar un diálogo en las próximas semanas.

PEDIDO DE ELECCIONES

En tanto, partidos de la oposición pidieron a Puigdemont que convoque elecciones regionales y que “diga que el Parlamento no ha declarado una independencia”. Así se lo expresaron la líder de la oposición en Cataluña, la centrista Inés Arrimadas (del partido Ciudadanos) durante su intervención en el parlamento catalán, y el socialista Miquel Iceta, quien afirmó que “la única salida es que haya elecciones” y consideró que “no se puede suspender una declaración que no se ha tomado”.

Iceta habló después de la ponencia de Puigdemont, y consideró que la suspensión de los efectos de la declaración “aumentará la incertidumbre”. Iceta subrayó que “no puede declarar la independencia porque una minoría no se puede imponer a una mayoría”.

Los partidos independentistas obtuvieron en el parlamento catalán el 48% de los votos en las últimas elecciones regionales, celebradas en 2015, frente al 52% de los no independentistas.

Por su parte, el partido anticapitalista CUP, socio del gobierno de Puigdemont, se mostró defraudado ya que “hoy (por ayer) tocaba proclamar solemnemente la República catalana y hemos perdido la ocasión”, según afirmó la diputada de esta fuerza de izquierda Anna Gabriel.

 

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